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Mostrando entradas de diciembre, 2019

El reinado del PAU.

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Una terraza en cualquier ciudad de Galicia. Dos chicas de veintitantos apuran su batido energético. -¿Cómo lo conociste? -Mi amiga Marta es enfermera y se encarga de cuidarlo en el domicilio. Un día me pasé por su casa a buscarla, me lo presentó, nos invitó a un café y… -Vale, Vale. Desde luego, es una suerte, no es fácil conseguir alguien así. -Pues sí, chica. Él es muy amable, culto, conserva bien las facultades intelectuales y es autosuficiente. Una verdadera joya. -¡Desde luego! Pensionistas hay muchos, pero PMs hay pocos. -Sí, éste fue abogado en su momento, cotizó muchos años y así llegó a la PM. -Supongo que eso te habrá facilitado mucho la vida, ¿no? -Pues claro, estar con un pensionista máximo tiene un montón de ventajas. Por fin he podido comprarme un ecobolso de Prada, viajar con frecuencia y olvidarme de pensionzuchas de mala muerte, cenar en los mejores biorestaurantes… -Calla, calla… qué envidia! Mi primo Fernando también consiguió una PM. ¡Hasta le ...

Algunas prejuiciosas consideraciones sobre el whatsapp.

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   ..  El WA favorece el empleo de un lenguaje rudimentario y pobre. Creo que sería relativamente sencillo diseñar un programa que contestase automáticamente los WA recibidos. De hecho, dada mi propia experiencia, es muy posible que ya se haya extendido su uso.  De 1 se deduce que el WA es un sistema de comunicación democratizador. Iguala a las personas independientemente del nivel cultural. Los “muñequitos” o “emoticonos” simplifican emociones complejas y, en consecuencia, las falsean. Ayudan a fingir emociones (alegría, diversión, pasión) que en realidad el emisor podría no sentir, pero que son interpretadas como “adecuadas” para el contexto. Teóricamente, éste sería el escenario ideal para una persona carente de empatía. El WA es el paraíso de los perezosos mentales. Dos “muñequitos”, un par de memes… y cero desgaste neuronal. El WA ha cambiado las relaciones sentimentales, especialmente las de pareja. La dif...

La secta estoneriana.

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Tiempo atrás entré en una FNAC en La Coruña, siempre me resultó imposible resistirme a la tentación de entrar en una librería y llevarme algo a casa. Curioseando entre los ejemplares que se exhibían en un expositor, la mayoría novelas clásicas, best-sellers o novedades que no me interesaban lo más mínimo, me llamó la atención el libro de un escritor desconocido para mí, John Williams.   Hice una rápida búsqueda sobre su obra en internet y me enteré de que sólo había publicado tres novelas, una de las cuales, Stoner , era la que tenía en ese momento delante de mí. Como las críticas eran buenas y tampoco había otras opciones que me resultasen atractivas, lo cogí y me acerqué a una caja para pagarlo.   -Cóbreme, por favor. El joven cajero me miró con detenimiento. Era un chico flaco y desgarbado, con incipientes entradas en su cabello rubio y gafas de pasta marrones. -Perdone que le haga una pregunta… ¿por qué ha elegido precisamente esta novela? La pregunta me sorpre...