En cualquier fiesta…

No recuerdo exactamente cómo y cuando lo conocí. Pero sí que fue cuando los dos empezamos la carrera de medicina…en la facultad o en cualquier fiesta, qué más da. Creo que a los 18 años todos éramos parecidos, queríamos divertirnos, salir con chicas y todavía no pensábamos seriamente en el futuro, estudiábamos para aprobar. Las diferencias se acentúan con la edad, con la manera en cómo lo que cada persona ha vivido (relaciones, hijos, trabajos o desgracias) determina su ánimo, preferencias o valores. Y el tiempo acentuó nuestras diferencias sin hacer mella en el mutuo afecto y respeto. Nunca cruzamos una línea roja. Miro hacia atrás y puedo reconocer en él rasgos que me agradaban (su natural alegría, su sociabilidad, su curiosidad por aprender, la bondad…) y también otros que me irritaban. Nunca compartí con él su inclinación por eso que llaman “la estética del perdedor”. Él encontraba algo admirable en personajes literarios o cinematográficos que hacían poco por escapar de ...