La importancia de los valores.


En una entrada anterior mencioné de pasada los valores, entendidos como ideas sobre lo que se considera moralmente correcto. Nada hay que te acerque más a otra persona o que más te aleje de ella que los valores. Pero no es mi intención hacer una larga disertación ética, hay libros y tratados que se ocupan de ello con mayor precisión y profundidad de lo que yo podría hacerlo aquí. Lo que me apetece es comentar dos casos concretos y diametralmente opuestos de cómo se pueden compartir valores. Una de las preocupaciones fundamentales de cualquier padre es transmitir valores a los hijos, y el cine es una forma excelente de hacerlo.
Sin duda, el héroe moral de mi infancia y adolescencia es Atticus Finch. Leí primero el libro de Harper Lee (el único, el otro no cuenta), que estaba perdido por alguna de las estanterías de mi casa y después vi la maravillosa adaptación al cine de Robert Mulligan. Ambas obras me siguen emocionando profundamente. El personaje de Atticus está descrito a partir de la impresión que de él tienen sus hijos, Jem y Scout. Lo que resulta conmovedor es el descubrimiento que Jem, el hijo mayor, hace de su padre a lo largo del libro o película. Pasa de la desilusión por tener a un padre “poco marchoso”, incapaz de jugar al fútbol o disparar un rifle con precisión como el resto de los padres del pueblo, a entender su grandeza. Y ese entendimiento hace de él un adulto. Se percibe cómo el niño comprende progresivamente los valores de Atticus y cómo después los adopta. Es muy difícil escoger una escena de la película, que es una absoluta obra maestra, pero de hacerlo me quedaría con ésta: https://www.youtube.com/watch?v=azMkDi1rvr0. En ella, Jem desobedece a su padre de forma consciente por primera vez y deja la niñez a un lado para siempre.
Pero Atticus Finch es un hombre intachable, es casi un arquetipo de la perfección moral, alguien difícil de encontrar en la vida ordinaria. En el extremo opuesto están los protagonistas de Grupo Salvaje, la obra maestra de Sam Peckinpah, una banda de forajidos sin escrúpulos, ladrones y asesinos que huyen a México perseguidos por la ley para acabar como mercenarios de un tiranuelo local. Pero esos tipos, que son escoria moral, tienen un límite, algo que son incapaces de pasar por alto, una situación en la que no pueden mirar para otro lado. Así que cuando eso ocurre, sin decirse palabra, con un simple intercambio de miradas, se reúnen en el centro de la calle, se enfundan sus pistolas, cargan los rifles y caminan hacia la muerte segura en una larga escena que nunca ha dejado de emocionarme, porque nos dice hasta el más abyecto de los hombres puede tener algún valor. Y eso es reconfortante. https://www.youtube.com/watch?v=CYP38A-nwLY&t=160s.
Fascinado con esa escena de Grupo Salvaje, no pude dejar pasar la oportunidad de imitarla en un viaje que hice a Almería con algunos amigos de “Miedo y Asco”. Este es el resultado. Sinceramente, creo que no está nada mal…




Comentarios

  1. Apreciado navegante hacia Ítaca, leo con curiosidad del neófito sus reflexiones vitales y encuentro fascinantes su sentido épico y sus valores firmes, actitud considerada anticuada hoy en día y que comparto. Uno corre el riesgo de sentirse espectador de su propia vida, sobre todo cuando el peso de las no-decisiones le obligan a tomar caminos no elegidos, o cuando la falta de actitud le convierte en un "blandengue". Nada diría en sus relatos que es Vd. de esa calaña. Decía un famoso y otrora denostado escritor neoyorquino que "hay veces que un hombre tiene que luchar tanto por la vida que no tiene tiempo de vivirla". Pero en sus relatos y reflexiones refleja Vd. una filosofía vital que esta lejos de compartir los idearios del pobre Sr. Bukowsky. Sin duda la vida es una aventura fascinante a la que hay que saber sacar jugo, y a nadie, insisto, a nadie, por muy acomodada sea su cuna, le viene dada la receta. Sin duda, vivir intensamente tiene la ventaja de poder ser el protagonista de su historia y gozar y sufrir en el amor, en la amistad , en los valores, en su oficio de médico...Pero piense que eso tiene su lado oscuro, ya que no le permitirá ser un individuo "corriente". Desde la perspectiva épica de la vida abandona Vd. el confort de las no-decisiones cotidianas, la estabilidad de una vida estándar, "el sexo con amor de los casados" que decía Sabina, ser "ese señor del carrito del niño y las bolsas de la compra" que decía el Fary...y por descontado que no le debe ser fácil encontrar quien le acompañe en ese camino tan tortuoso como apasionante. Le animo a que reflexione sobre este paradigma.

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    1. Estimado Colmillo Blanco, quienquiera que usted sea ha puesto el dedo en la llaga. Una vida únicamente basada en la"épica" (quizás sea algo pretencioso llamarlo así, podríamos decir que es más correcto "autoexigencia") es insostenible, para uno mismo (porque no deja de ser una huida hacia delante) y también para las personas que nos rodean o que nos acompañan en el camino (porque puede inducir cierta "presión" en ellas). Una mujer a la que aprecio mucho me dijo una vez que cada uno fija su propio trayecto de metro, con una estación de inicio, otra de destino y estaciones intermedias en las que se va subiendo y bajando gente. Algunas personas te acompañan unas pocas estaciones y con otras haces gran parte del camino. Lo ideal es encontrar a alguien que comparta tu estación de destino, pero sospecho que usted, como yo, sabe que eso no es algo sencillo, tanto más difícil cuanto más lejano se haya puesto ese punto final.
      Creo haber dicho que no se deben desdeñar la comodidad y el confort. El mismo autor del poema que me sirvió para iniciar este blog tiene otro de sentido contrario, "Los comedores de loto" (http://elespejogotico.blogspot.com/2017/07/los-comedores-de-loto-alfred-tennyson.html), pero igualmente convincente. Pienso que el equilibrio entre autoexigencia y comodidad es la asignatura vital más complicada, pero recuerde que Ítaca está ahí cerca, a babor, se la puede ver bien desde aquí, aunque para llegar hasta ella hay que ganárselo primero y en eso estamos todos. Un caluroso abrazo.

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  2. Querido escritor anonimo...esos valores son esenciales en el respirar .en el vivir cada dia intentando seguir un rumbo acorde a nuestro ideal de perfeccion.quien sigue ese camino se arriesga a no ser comprendido.a viajar solo o con poco equipaje...a sufrir..como bien se dice...porque quiere descubrir q cada dia ofrece un. Sinfin de oportunidades...ese caminar solitario potencia la virtud.la reflexion

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    1. Muchas gracias por su comentario. El sufrimiento es parte de la vida, a todos nos toca en mayor o menor medida. Como dice el Cholo "cuando hay que sufrir se sufre", se aprietan los dientes y se espera a que pase, porque todo pasa. En una pequeña iglesia de Nápoles hay una bella escutura de mármol ("El Cristo Velato") que lo refleja a la perfección. Pero, por suerte, hay muchos otros momentos para disfrutar, y aprender a hacerlo es algo básico. Dios mío! Debo pedir perdón...esto está tomando un peligroso tono de manual de autoayuda...

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  3. Amargamente hubo de comprobar Sísifo que la energía potencial y la cinética tienden a igualarse, no importa cuán alta sea la montaña.

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