Por qué Ítaca
Inicio este blog porque creo que me ayudará a poner en orden mis ideas (si es que ello es posible) y también a compartirlas con las personas que más me importan. Quizás a ellos les ayude a conocerme un poco mejor y, en el mejor de los casos, incluso servirá para que pasen un rato entretenido. Para los peregrinos de internet que caigan por aquí por causalidad o despiste, deseo que esta breve posada sea un descanso agradable. Dado que soy una persona reflexiva, creo que éste es el medio más adecuado para exponer mis pensamientos, impresiones, sensaciones, pasiones, intereses o preocupaciones. Creo que las redes sociales tipo Instagram o Facebook tienen más de exhibición fingida que de realidad y me sentiría incómodo publicando fotos de un chuletón, de un plato de marisco o un selfie frente a a la Torre Eiffel (por favor pásese por alto la foto que acompaña a este texto, no volverá a ocurrir salvo que sea imprescindible para explicar algo concreto). Aprovecho para recomendar dos obras sobre el peligro de las redes sociales: la novela "El Círculo" de D Eggers y el escalofriante primer capítulo de la tercera temporada de Black Mirror, dirigido por Joe Wright. Aviso que ambas causan un profundo desasosiego y que les llevarán a mirar con desconfianza su teléfono móvil o la cuenta de google.
Soy un padre, un amigo, un médico apasionado con su profesión y profeso una única religión: "el colchonerismo". No me siento capaz de definirme a mí mismo, ni creo que sea de especial interés para nadie, pero creo que uno de mis poemas favoritos, el Ulysses de Tennyson, sí puede explicar el nombre de este blog y por qué llevo un tatuaje en mi antebrazo izquierdo.
Bienvenidos al vinoso ponto. Ítaca es ese puntito que se ve allá a lo lejos, a babor.
Soy un padre, un amigo, un médico apasionado con su profesión y profeso una única religión: "el colchonerismo". No me siento capaz de definirme a mí mismo, ni creo que sea de especial interés para nadie, pero creo que uno de mis poemas favoritos, el Ulysses de Tennyson, sí puede explicar el nombre de este blog y por qué llevo un tatuaje en mi antebrazo izquierdo.
Bienvenidos al vinoso ponto. Ítaca es ese puntito que se ve allá a lo lejos, a babor.
Ulises. Alfred Tennyson:
De nada sirve que viva como un rey inútil junto a este hogar apagado, entre rocas estériles, el consorte de una anciana, inventando y decidiendo leyes arbitrarias para un pueblo bárbaro, que acumula, y duerme, y se alimenta, y no sabe quién soy. No encuentro descanso al no viajar; quiero beber la vida hasta las heces. Siempre he gozado mucho, he sufrido mucho, con quienes me amaban o en soledad; en la costa y cuando con veloces corrientes las constelaciones de la lluvia irritaban el mar oscuro. He llegado a ser famoso; pues siempre en camino, impulsado por un corazón hambriento, he visto y conocido mucho: las ciudades de los hombres y sus costumbres, climas, consejos y gobiernos, no siendo en ellas ignorado, sino siempre honrado en todas; y he bebido el placer del combate junto a mis iguales, allá lejos, en las resonantes llanuras de la lluviosa Troya. Formo parte de todo lo que he visto; y, sin embargo, toda experiencia es un arco a través del cual se vislumbra un mundo ignoto, cuyo horizonte huye una y otra vez cuando avanzo. ¡Qué fastidio es detenerse, terminar, oxidarse sin brillo, no resplandecer con el ejercicio! Como si respirar fuera la vida. Una vida sobre otra sería del todo insuficiente, y de la única que tengo me queda poco; pero cada hora me rescata del silencio eterno, añade algo, trae algo nuevo; y sería despreciable guardarme y cuidarme el tiempo de tres soles, y refrenar este espíritu ya viejo, pero que arde en el deseo de seguir aprendiendo, como se sigue a una estrella que cae, más allá del límite más extremo del pensamiento humano. Éste es mi hijo, mi propio Telémaco, a quien dejo el cetro y esta isla. Lo quiero mucho; tiene el criterio para triunfar en esta labor, para civilizar con prudente paciencia a un pueblo rudo, y para llevarlos lentamente a que se sometan a lo que es útil y bueno. Es del todo impecable, dedicado completamente a los intereses comunes, y se puede confiar en que sea compasivo y cumpla los ritos con que se adora a los dioses tutelares cuando me haya ido. Él hace lo suyo, yo, lo mío. Allí está el puerto; el barco extiende sus velas; allí llama el amplio y oscuro mar. Vosotros, mis marineros, almas que habéis trabajado y sufrido y pensado junto a mí, y que siempre tuvisteis una alegre bienvenida tanto para los truenos como para el día despejado, recibiéndolos con corazones libres e inteligencias libres, vosotros y yo hemos envejecido. La ancianidad tiene todavía su honra y su trabajo. La muerte lo acaba todo: pero algo antes del fin, alguna labor excelente y notable, todavía puede realizarse, no indigna de quienes compartieron el campo de batalla con los dioses. Las estrellas comienzan a brillar sobre las rocas: el largo día avanza hacia su fin; la lenta luna asciende; los hondos lamentos son ya de muchas voces. Venid, amigos míos. No es demasiado tarde para buscar un mundo nuevo. Zarpemos, y sentados en perfecto orden hiramos los resonantes survos, pues me propongo navegar más allá del poniente y el lugar en que se bañan todos los astros del occidente, hasta que muera. Es posible que las corrientes nos hundan y destruyan; es posible que demos con las Islas Venturosas, y veamos al gran Aquiles, a quien conocimos. A pesar de que mucho se ha perdido, queda mucho; y, a pesar de que no tenemos ahora el vigor que antaño movía la tierra y los cielos, lo que somos, somos: un espíritu ecuánime de corazones heroicos, debilitados por el tiempo y el destino, pero con una voluntad decidida a combatir, buscar, encontrar y no ceder.
Ítacas, haberlas, haylas, que diría Cavafis si fuera de Monforte. Pero pide que sea largo el camino. A veces no son más que la impostura del vagabundo que se cree viajero. El viajero es el que va, no el que vuelve, por más mérito que tenga Odiseo explicándole a Penélope, con el aliento más vinoso que el Ponto, que salió a por tabaco y lo liaron unos cíclopes y unos lestrigones y lo retuvo un problema con unos cerdos en la whiskería Circe.
ResponderEliminarBuen viaje en tu blog, viejo amigo. Pide que el viaje sea largo. Qué muchas sean las mañanas de verano en que llegues a puertos nunca vistos antes. Pero no mires atrás cuando dejes Ítaca ni dejes que la derrota de tu barco te devuelva a ella.
Caminante…
Un abrazo