Por qué soy del Atlético.


Es honesto empezar advirtiendo a seguidores de Real Madrid y Barcelona de que la lectura de este breve artículo puede hacer tambalear sus convicciones futbolísticas. Aquellos que duden de su firmeza harían bien en abandonar antes de adentrarse en contenidos subversivos para refugiarse en terrenos más seguros y previsibles, como la servil prensa deportiva. Quiero explicar por qué ser del Atlético de Madrid es la mejor de las opciones posibles, pero quizás habría que comenzar por responder a una pregunta: ¿qué hace que una persona sea de un equipo y no de otro? Lo más habitual es que esta vocación se establezca en la tierna infancia bajo la influencia de familiares allegados (padres, hermanos, abuelos…) que se apresuran a timbrar una mente todavía dúctil y desamparada. Su influjo consigue establecer un vínculo afectivo (familia-equipo) que será difícil de romper más adelante, ya que hacerlo obliga a un acto de rebeldía que no está al alcance de cualquiera. A este proceso podríamos llamarle “bautismo futbolístico” para resaltar el paralelismo que guarda con la transmisión de creencias religiosas. Varios motivos pueden explicar este comportamiento de los adultos: el deseo de encontrar aficiones comunes con el niño y también el miedo a que éste decida por sí mismo en el futuro y escoja una opción que se oponga frontalmente a sus convicciones futbolísticas. El regalo de la camiseta del equipo, visitas al estadio, tarjetas de socio y otros presentes ayudarán a refrendar la afición del niño por unos colores para los que ya estaba predestinado. Pero después del bautismo futbolístico, suceso del que el niño no es responsable, ha de venir la “confirmación”, la asunción consciente de que ser un seguidor de ese equipo supone una bendición especial, algo que comulga con unos valores que se identifican como propios. Y es aquí donde el Atlético de Madrid cobra ventaja sobre sus laureados rivales, porque ofrece más emoción, y la emoción está en la épica. Y la épica está en desafiar al poderoso, al rico, al que está predestinado a ganar, al que suma un título tras otro y se lleva a tus mejores jugadores año tras año. Lo épico es que David derrote a Goliath, y no lo contrario. Nadie se puede sustraer a esto, ni siquiera los seguidores del Real Madrid y Barcelona (de ahora en adelante denominados “hiperpastones”). La prueba de ello es que cualquier hincha de los hiperpastones, sentado frente al televisor para ver un partido Brasil-Argelia de la Copa del Mundo, se pondrá inmediatamente de parte del equipo africano. Es decir, apoyará al débil, al que “a priori” tiene menos posibilidades de ganar. La gloria está en alcanzar la victoria con esfuerzo, sobreponiéndose a adversidades, porfiando por esquivar el previsible fracaso. ¿Y a qué gloria puede aspirar un equipo hiperpastón? Únicamente a derrotar a otro de similar condición (es gracioso que los seguidores del Real Madrid y Barcelona se odien entre sí, cuando se necesitan desesperadamente). Y no hay muchos equipos que puedan compararse a los hiperpastones españoles en presupuesto o en capacidad para contratar a los mejores jugadores del mundo. Es decir, ser hincha de un equipo hiperpastón te garantiza títulos, selfies en pobladas salas de trofeos, pero en raras ocasiones te ofrecerá épica y emoción. Este sería el argumento emocional, pero hay otro, racional, que no es menos relevante. Nadie es del Real Madrid. Bueno, quizás Florentino Pérez sí sea del Real Madrid. Lo que quiero decir es que casi nadie está podrido de dinero, goza de un poder casi ilimitado en su país y en el resto del mundo, y encima tiene garantizadas las oportunas ayudas de los jueces llegado el caso de que ello fuera necesario. Dicho de otra forma, nada se puede aprender de los equipos hiperpastones, al igual que nada se puede aprender de Federer por más que sea el mejor jugador de tenis de la historia. Pero de Nadal se puede asimilar todo lo que es necesario saber para circular por la vida: que nada importante se consigue sin esfuerzo, que el sufrimiento está a la vuelta de la esquina, que cuando te caes y ya nadie da un euro por ti, debes levantarte y volver a presentar batalla, que no siendo el mejor puedes desafiar a éste e incluso ganarle alguna que otra vez. Los seres humanos de a pie somos del Atleti, porque este es el equipo que mejor refleja nuestras vidas, el que más se acomoda a una existencia corriente. ¿Por qué no ser entonces del Rayo Vallecano o del Lugo, por poner dos ejemplos? Sin duda se puede ser hincha de cualquiera de estos equipos, y también se puede aspirar a compartir con ellos meritorias hazañas (por ejemplo, subir a Primera División) pero, lamentablemente, no estará a su alcance desafiar a los hiperpastones. El Atlético no compensará a sus fieles con muchas copas, tal vez incluso jamás llegue a conseguir la ansiada orejona, pero es que a un verdadero seguidor rojiblanco no le importa la copa en sí, lo que realmente le motiva es desafiar a los poderosos, y si su equipo ganase la liga año sí y año no … ¿en qué se iba a diferenciar de sus aborrecidos rivales? No quiero que se me entienda mal, no estoy justificando una mentalidad derrotista, no se trata de eso, más bien es lo contrario. No hay que conformarse con el estado de las cosas, hay que rebelarse, hay que patalear, hay que sufrir, hay que cabrearse cuando un árbitro le da en bandeja otra Champions al Real Madrid y hay que maldecir al hiperpastón independentista por llevarse a nuestro mejor jugador.  Si usted no es todavía del Atlético, hágase un favor y apueste por aquello que es la vida, una anárquica mezcla de pasión, sufrimiento, alegría, frustración y esperanza. Alguna vez verá a Goliath desplomarse con una piedra rojiblanca clavada en la frente, y eso lo compensa todo.

Comentarios

  1. Me ha gustado sobre todo el final. La enorme alegria que supone la derrota del gigante inexpugnable no encuentra parangón en ninguna otra actividad, por buscada, por inesperada y, mas que nada, por temida
    Auguro Alisios poderosos empujando con decisión está nave en su viaje

    ResponderEliminar
  2. Creo que reconozco en este comentario a un compañero de armas en lo futbolístico y en lo profesional.

    ResponderEliminar
  3. Apreciado navegante, sospecho que sus largas horas de navegación y el exceso de sol mediterráneo en su testa pueden haber hecho mella en su orientación homérica y pensar que Ítaca esta a babor cuando esta realmente en sentido opuesto, lo cual va a arrastrar al mismo error a toda la flota de heroicos guerreros que le siguen, ávidos de aventura y de convertirse en leyenda. Su argumento derrotista probablemente se basa en su afición a Borges, quien decía que "la derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce", ya que es muy probable que su retina aún conserve las imágenes de un apagado Juanfran cabalgando sin montura ni rumbo en el estadio de la Luz, pero Vd., "como todos los soñadores, confunde el desencanto con la verdad" (Jean-Paul Sartre). Sus sueños de equipo humilde "del pueblo" no se corresponden con el presupuesto millonario que esta entre los 10 clubes de fútbol que mas gastan en Europa, por lo que es muy probable que otros equipos que juegan en la misma liga del Atleti con presupuestos 10 veces menores que el suyo y batallan con el mismo ardor guerrero, véase el Alavés, le vean a Vd. como dentro de lo que ha venido a llamar equipo de "hiperpastones". Sin menospreciar los logros, el espíritu luchador y la gran afición que sustenta al Atlético de Madrid, con los que simpatizo, creo que yerra Vd. al creer atesorar los valores del espíritu épico y de lucha que son los que precisamente han llevado al Real Madrid (por poner un ejemplo y sin querer yo definirme de ningún equipo para mantener mi anonimato) a ser actualmente el mejor equipo de fútbol del mundo. Quizá, su sentimiento tan cercano al pueblo le ha llevado a hacer el ejercicio bolivariano de pensar que el arte de vencer se aprende en las derrotas. Bien. Deberá seguir aprendiendo, pues. Y no olvide que en la pelea se conoce al soldado. Solo en la victoria se conoce al caballero. Saludos y buena navegación.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La pandemia del virus SMQ

En defensa del oficio de médico (tal y como yo lo entiendo). Aclaraciones.

La “revolución cultural” en medicina.