Crónicas del coronavirus (1).



El presidente dijo una frase que resume el enorme fracaso de España como país en esta crisis: “todas las decisiones y acciones adoptadas a este respecto se regirán como hasta ahora por los criterios de rigor científico, proporcionalidad y graduación…”. Es decir, la estrategia ha sido ir POR DETRÁS, cuando lo único que ha funcionado es ir POR DELANTE. Tuvimos una oportunidad para aprender de lo ocurrido en otros países y la hemos desperdiciado. Si alguien tiene la paciencia de comprobarlo, podrá leer la explicación de lo que digo en este artículo de alguien que, por cierto, no es médico: https://medium.com/tomas-pueyo/coronavirus-por-qu%C3%A9-debemos-actuar-ya-93079c61e200. La mortalidad de esta enfermedad oscila entre el 0,5 y el 5%. Algunos países (Corea, Singapur, Japón) se acercan al límite bajo del rango. Las cifras en España retratarán con exactitud el comportamiento ante este desastre sanitario. Hace unos días escribí que no es el momento de criticar, sino de sumar esfuerzos y que habrá tiempo a posteriori para examinar lo hecho. Si lo hago ahora es porque pienso que no se ha rectificado lo suficiente, que las medidas aplicadas no servirán para corregir los errores. Veo que las personas siguen mezclándose en aviones, trenes, autobuses y metros, y sé que la “proporcionalidad” lleva un retraso de dos semanas sobre la realidad. Esas dos semanas significan miles de enfermos y cientos de muertos. Y la responsabilidad no es sólo de los políticos, sino también de los periodistas y de los médicos que menospreciaron al coronavirus situándolo al nivel de una “simple gripe”. Y también, no lo olviden, de los que eligieron votar a los políticos que nos están gobernando en una situación de extrema dificultad. 
¿Por qué los políticos no han adoptado una política audaz, valiente y firme? Esta respuesta es sencilla, los políticos temen equivocarse y en su gran mayoría siguen estrategias conservadoras, están más preocupados del impacto de sus medidas sobre la opinión pública y la intención de voto que de resolver los problemas reales. Bien, esto no nos sorprende. Lo que es verdaderamente es digno de análisis es por qué los expertos han reaccionado tan tarde. Y esto sólo tiene dos explicaciones, desalentadoras en cualquier caso: desconocimiento o miedo. Es decir, o no sabían lo que estaba ocurriendo, o en el momento en el que había que plantarse no lo hicieron por lo que significa oponerse al poder. Imaginemos a Fernando Simón ante el anuncio de que se permitirían las manifestaciones del 8 de Marzo, algo que nadie duda que ha sido un inmenso error (por poner un ejemplo obvio). O bien pensó que no tendría graves consecuencias, o bien sí lo pensó pero se calló en vez de haber dimitido en ese momento. ¿Cuál de estas opciones es mejor? Por supuesto, hay excepciones (siempre las hay) y algunos especialistas han hablado con claridad: https://elpais.com/espana/catalunya/2020-03-16/la-epidemia-de-coronavirus-era-evitable.html.
¿Y qué harán ahora los políticos? Muy fácil, no hay más que mirar a Italia, donde ha ocurrido más o menos lo mismo que aquí y donde están cerca de alcanzar a China en el número de muertos. “El patriotismo es el último refugio de un canalla” dijo con toda clarividencia Samuel Johnson. Los políticos arengarán a las masas, lanzarán proclamas patrióticas, llenarán el cielo de vistosos colores, entonarán emotivos himnos, felicitarán a los sanitarios y se echarán la bandera por encima de la chaqueta. “Todos juntos lo conseguiremos” (sí, pero ellos querrán figurar como los líderes que encabezaron la “reacción popular”). Y en una situación tan dramática como la actual, con las emociones a flor de piel, ese mensaje es un valor seguro y calará. Y quizás sea bueno que cale, porque ahora se trata de que todos rememos en la misma dirección. Pero cuando todo se acabe, porque todo se acaba antes o después… ¿habrá profesionales sanitarios, periodistas, divulgadores que tengan el valor y la honradez de hacer las cuentas?



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