Crónicas del coronavirus (9)
Salvador se revolvió inquieto en la
cama. Últimamente le había costado pegar ojo y no resultaba de ayuda tener que
dormir en una cama extraña, en una habitación del La Moncloa. ¿Cómo coño se
había dejado liar de esta forma? Con lo tranquilo que vivía en Barcelona, en su
casa familiar, rodeado de amigos y compañeros de toda la vida. Aquella fatídica llamada
telefónica en los lejanos días de Enero acudía una y otra vez a su mente.
-¿Salvador?
-¿Eres tú, Pedro? Buenas tardes.
-¿Qué tal estás? Supongo que sabes
para qué te llamo…
-Bueno, no sé exactamente…
-Dejémonos de rodeos, Salvador. Sabes
que estoy formando gobierno y tú tienes una intachable hoja de servicios en un
lugar que ahora mismo es estratégico. Quiero que seas ministro y que me ayudes
para afianzar una línea de entendimiento con los independentistas. Los
necesitamos queramos o no.
-Bueno, muchas gracias, la verdad es
que es un gran honor…aunque ya sabes que yo no soy independentista.
-Lo sé, lo sé. Pero sí has demostrado capacidad
para negociar con ellos.
-Ya…aquello fue algo muy concreto…
-Déjate de remilgos, los dos sabemos
que eres una persona adecuada para el cargo. Un socialista fiel y con una brillante trayectoria.
-Muchas gracias. ¿Y cuál es el cargo?
-Ministro de Sanidad.
-¿Sanidad? Pero si ya sabes que yo
soy filósofo de carrera y, si acaso, tengo experiencia en la gestión municipal…
Yo de Sanidad no tengo ni puñetera idea, casi ni sé lo que es una vacuna.
-¿Y qué?
-¿Cómo que y qué? La verdad es que…
-Vamos, Salvador, echa un vistazo a
tus predecesores…Ana Mato, Leire Pajín, Celia Villalobos, Bernat Soria… ¿De
verdad crees que estaban capacitados? Jajaja ¿Desde cuando hace falta saber de
algo para ser ministro? ¿Crees que Margarita Robles, la ministra de defensa,
hizo la mili? jajaja
-Eres muy ocurrente, Pedro…
-Sí, ya sé que soy la rehostia. Pero
más en serio, es un Ministerio desprovisto de contenido. Como bien sabes, la
sanidad está transferida a las Comunidades y, además, tienes un consejo asesor
que preside un médico internista, Pedro Sabando. No tendrás que hacer nada.
Bueno, igual surge una grave crisis y tendrás que decidir si sacrificar o no a un
perro…jajaja. Pero si eso ocurriese, tendrías a tu lado al brillante Fernando
Simón, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias
Sanitarias del Ministerio de Sanidad. Un tipo con conciencia social y muy
dócil. Si hubiese que sacrificar alguna mascota…ya tendrías un buen candidato,
jajaja.
-Desde luego que eres la rehostia…
-Lo soy, lo soy.
-Acepto encantado, es un gran honor
para mí.
-Estupendo, Salvador, no esperaba
menos de ti. Hablamos. Un abrazo.
-Un abrazo, Presidente.
-Por cierto... nosotros no sacrificamos perros, eso lo hacen los cabrones neoliberales.
-Por supuesto, Presidente.
Parece haber pasado un siglo desde
aquel 13 de Enero en que juró el cargo. ¡Qué idiota había sido! Por aquel
entonces ya había estallado la epidemia del coronavirus en China, pero ¿quién
iba a pensar que llegaría hasta España? Parecía algo muy lejano. Sólo un par de
semanas después, la OMS declaró la alerta internacional y el capullo de
Sebando, muy listo él, presentó la dimisión. Estos “independientes” no son de
fiar, cuando algo no les gusta regresan corriendo a su oficio… tienen donde caerse muertos, ése es el problema. Recuerda que
alguien dijo que no sería mala idea hacerse con equipos de protección
individual, pero en aquel entonces no parecía sensato. Y también recuerda aquel
consejo de ministros del 3 de Marzo, para entonces la OMS ya había recomendado la cancelación
de reuniones multitudinarias.
-Presidente, ¿no sería sensato
cancelar las manifestaciones del día 8? Es posible que haya riesgo para la
salud…
Veintidós rostros se vuelven hacia
él. Uno de esos silencios que solidifican el aire.
-¿Cómo has dicho?
-Bueno, he dicho que…
-Salvador, Salvador… ¿No pensarás que
vamos a cancelar eventos que reivindican la igualdad de género, verdad?
-Yo sólo he dicho que…
-Salvador... tú no eres tonto, sabes que no podemos
hacer eso, ¿cómo crees que reaccionaría esa gran parte de la sociedad que
defiende los mismos ideales que nosotros? Son los nuestros, joder, no lo olvides… ¿Y
si después todo queda en una simple gripe? ¿En qué lugar nos dejaría eso?
-Bueno, la OMS…
-Salvador, la OMS son las iniciales
de Organización Mundial de Sosainas.
-Jajaja. Presidente, eres la rehostia.
-Lo soy, lo soy.
Han pasado unos pocos días y lo que parecía una pesadilla sacada de una distopía de ciencia ficción ha ocurrido. En la ONU hay 193 países miembros y España
encabeza la lista de número de muertos por coronavirus. ¡Ya es mala suerte,
coño! Algo prácticamente imposible desde el punto de vista estadístico… pero ahí estaba el Presidente, un junco que se dobla pero que siempre sigue en pie. Él le
dijo que no se preocupase, que saldrían adelante, que pondrían en marcha toda
la maquinaria propagandística para convencer a la gente de que era algo
imprevisible, de que todos los países habían cometido el mismo error… Doblarían la inversión en publicidad en las grandes cadenas de radio y televisión, en todos los periódicos. Implementarían
todas las medidas necesarias para demostrar que están con los más
desfavorecidos, que otros gobiernos lo habrían hecho peor y los habrían abandonado a su desdichada suerte …
Salvador cerró los ojos. Trató de
dormir pensando en la casa familiar de La Roca del Vallés. Ojalá se pudiera
volver atrás, aunque sólo fuera unas semanas…a aquella existencia plácida... pero no podía evitar pensar que, cuando despertase, los tétricos números seguirían ahí.
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