Crónicas del coronavirus (17).
¿Y qué va a pasar ahora?
Mientras la gente disfruta de la
progresiva salida del confinamiento con mayor o menor responsabilidad, mis colegas
y yo jugamos a predecir el futuro. Hemos hecho una porra en la que contemplamos
tres posibles escenarios:
1. La irresponsabilidad de la gente nos
lleva a un nuevo brote con cientos de ingresados en los hospitales y numerosas muertes
por coronavirus.
2. Habrá un contagio constante y “de
bajo grado” con o sin recrudecimiento estacional (en otoño o invierno).
3. El virus se comportará como sus
primos (SARS Cov 1 y MERS) y desaparecerá sin dejar rastro en pocos meses
(pongamos agosto, que es mi cumpleaños).
Hay absoluta unanimidad en que el
escenario 1 no ocurrirá. El virus no volverá a pillarnos desprevenidos, las
medidas epidemiológicas de protección (distancia, mascarilla, guantes y lavado
de manos), apoyadas en mejores métodos diagnósticos, funcionarán con mejor o peor fortuna y no sufriremos el drama de marzo-abril. Salvo, por supuesto, que
volvamos a la situación pre-COVID con actos multitudinarios, turismo de masas,
etc.
La segunda opción parece la más
sensata y está apoyada en hechos reales. Han aparecido nuevos brotes, aunque de
pequeña intensidad, en lugares en los que la pandemia parecía estar ya
controlada (China, Corea, Singapur, Alemania…). Ayer mismo tuve la suerte de
compartir una webinar con dos compañeros del Ramón y Cajal y me han confirmado
que hay nuevos casos en la capital, diagnosticados por PCR. Otra cosa distinta es
si habrá o no rebrote estacional. Aquí hay cierta controversia. Un análisis de
big data (Demongeot y cols; Biology) que analizó las curvas de incidencia de la
infección en relación con la temperatura ambiente en 21 países, halló que la
velocidad de contagio se reduce con temperaturas más altas. Pero también avisa
que los efectos a más largo plazo (es decir, si el calor reduce la incidencia de
la enfermedad y no sólo la velocidad a la que se propaga) son desconocidos.
Además, habría que tener en cuenta la convivencia del COVID19 con sus parientes,
los coronavirus estacionales, y la posibilidad de que favorezcan una inmunidad
protectora (al menos parcial) frente a su mortífero familiar, Y también debemos
considerar el potencial efecto de los casos de coinfección en la gravedad de la enfermedad. Hemos tenido ya pacientes con gripe y COVID19 al mismo
tiempo, pero desconocemos si esto supone un factor de riesgo para muerte o
necesidad de ventilación mecánica.
A algunos nos seduce, de forma
intuitiva, el tercer escenario. Mi amigo Jose se apoya en datos procedentes de
análisis numéricos realizados por algoritmos de inteligencia artificial (http://blogdejuannadie.blogspot.com/2020/05/razones-para-el-optimismo.html),
pero los médicos sabemos bien que todo efecto tiene su causa (múltiple, la
mayor de las veces) y que en todo fenómeno subyace un sustrato biológico. En
ocasiones se puede hallar una solución a un problema con una metodología
estadística o epidemiológica, aún sin conocerse la causa (es eterno el
ejemplo de cómo John Snow pudo acabar con la epidemia de cólera de Londres
antes del albor de la microbiología), pero debe haber un fundamento. Y para que
el virus desaparezca, no se me ocurren más que las siguientes posibilidades:
*La epidemia se puede contener hasta
su extinción. Esto se ha conseguido en otras ocasiones (la más reciente, el
ébola), pero parece improbable en el caso de un virus que se ha expandido a
casi todos los rincones del mundo y que tiene una enorme capacidad infectiva.
*La inmunidad de grupo evita la progresión
de los contagios. Esto tampoco parece posible por cuanto la inmunidad de un
lugar particularmente azotado por el COVID19, España, ha alcanzado un desesperanzador
5%. Más aún, se desconoce la persistencia de los anticuerpos neutralizantes IgG.
Sabemos que el coronavirus puede causar infecciones de la vía aérea superior o
del pulmón, y que sólo en algunos pacientes ocurre la más grave, bien porque la
cuantía del inóculo haya sido pequeña o bien porque haya personas con una
inmunidad más eficaz. Hemos comprobado ya que muchos individuos que han pasado
por una forma leve de la enfermedad no desarrollan una respuesta inmune
adaptativa humoral y también sabemos que en otras infecciones víricas el nivel
de anticuerpos se reduce con el tiempo, lo que daría lugar a reinfecciones, aunque seguramente más
tenues.
*El virus, como efecto de sucesivas
mutaciones, perderá capacidad infectiva o patogenicidad. Esto es lo que se
conoce como el “trinquete de Muller”, proceso por el que los genomas de una
población asexual (este virus puede tener muchos vicios, pero el sexo no es uno
de ellos), acumulan mutaciones perjudiciales de forma irreversible. Debo decir
que algunos virus RNA como el del SIDA o el de la hepatitis C parecen reírse del
trinquete en su misma cara, pero es una posibilidad que tenemos que considerar seriamente.
Todos los virus RNA mutan, está en su esencia y es su forma -darwinista- de
perdurar. De hecho, una persona está habitualmente infectada por grupos de
virus con una composición genética diferente, pero la mala noticia es que
muchas de estas mutaciones no influyen en las capacidades del virus. Además, el
COVID19 maravilla y horroriza a los científicos por su gran eficiencia en corregir las mutaciones perjudiciales (un estupendo artículo explicativo está en Nature: https://www.nature.com/articles/d41586-020-01315-7).
Pero todo esto es teoría, los hechos los veremos pronto, en pocas semanas. Como
decía antes, mis compañeros han detectado nuevos casos en Madrid, pero ninguna
neumonía por el momento. Esto se puede explicar porque hayamos “escondido” a
las personas más vulnerables, porque las medidas epidemiológicas favorezcan que
el inóculo de virus sea menor o porque todavía es pronto para que el virus
llegue a los pulmones de los nuevos pacientes. La última justificación, que el
virus se haya vuelto más benigno, es la que más nos gustaría a todos, pero
también la más improbable.
Bien, hasta aquí el resumen. ¿Qué
pasará? Admito apuestas, son 50 pavos.
Descarto la primera.Apuesto los 50€ a la segunda.Si triunfa la tercera también ganó.😉😉
ResponderEliminarBuenas noches. Un mes sin escribir y ya se echa de menos..
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