Por qué la sanidad pública española colapsará en las próximas semanas.


 

Que no se entienda por colapso un crack económico y tampoco el cierre de los hospitales a cal y canto, me refiero a que se dejarán de hacer en tiempo razonable actividades esenciales como intervenciones quirúrgicas, colonoscopias en sospechas de cáncer, etc. Y la razón para ello no será un nuevo desembarco masivo de pacientes COVID19 en los hospitales españoles, sino la falta de personal, fundamentalmente de enfermería y auxiliar.  

¿Qué está pasando?

Empieza a faltar personal de enfermería y auxiliar en las plantas, en las consultas y en los quirófanos, también en Atención Primaria. Al mismo tiempo, muchos médicos de familia han pedido una prejubilación o se han acogido también a bajas laborales. Las enfermeras, en un alto porcentaje, no aceptan ventajosas ofertas contractuales ni bonificaciones salariales por ampliar la jornada y también solicitan (y obtienen) la baja. A ello hay que sumar los brotes ocasionales de sanitarios contagiados o en cuarentena y los padres que se levantan con un niño que tiene fiebre. Ya en estos momentos, las direcciones de enfermería no consiguen cubrir la demanda ni buscando fuera de nuestras fronteras autonómicas o nacionales (tengo dudas sobre si son las mismas). No se pueden abrir plantas de hospitalización porque no hay quién las atienda y la previsión es que la situación empeore en un futuro próximo.

¿Por qué pasa?

Esto está ocurriendo porque la sanidad lleva años infrafinanciada, cogida con alfileres en base a la “eficiencia”. Esta eficiencia se sustentó en los bajos sueldos de los profesionales, en humillantes contratos de 1-2 días (o de lunes a viernes para ahorrarse el sueldo de los fines de semana) y en objetivos centrados casi exclusivamente en el ahorro farmacéutico que dejan a un lado el mérito. Durante la primera ola de COVID19, los profesionales sanitarios aguantaron en pie porque en cierto modo se sintieron los “héroes” en una situación calamitosa y obtuvieron excepcionalmente el respeto social. Escucharon también desde los altavoces políticos frases de propósito de enmienda y promesas de mejora en su situación económica y profesional. Como era de esperar, nada de eso ha ocurrido, no se ha llevado a cabo ni el más mínimo cambio y el futuro que se adivina en el horizonte es una rebaja aún mayor de sus exiguos sueldos.

Bien, esto explica “por qué no quieren”, los profesionales sanitarios están hartos. Pero es que, además, pueden. Y pueden porque el sistema de bajas laborales en este país es ridículo. La expresión común es “me voy a coger la baja”, como si no mediase ningún diagnóstico o juicio médico. Mientras esto no se cambie y la decisión esté en manos de los especialistas de atención primaria, no habrá nada que hacer.

En definitiva, siento ser agorero, pero la autodenominada mejor sanidad del mundo no será capaz de atender necesidades básicas de los ciudadanos españoles en los próximos meses. Y, como no se me ocurren muchas soluciones para evitarlo, sólo puedo desear equivocarme.


Comentarios

  1. Menos mal que sé que no escribes para hacer amigos, porque mentar tanto a Jehová te expone al lapidatorio. Tienes mucha razón pero, al menos en este país, es imposible aceptar cualquier análisis que no deje fuera todas las verdades incómodas a la corrección política. Es menos peligroso el tabaquismo que tú honestidad intelectual.
    Un abrazo

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