Cómo acertar con el número exacto de emoticonos lanzacorazones.

 

En condiciones normales, todos recibimos con mayor o menor frecuencia mensajes acompañados de un número indeterminado, pero entero y finito, de caritas que dibujan un beso con un corazón en los labios. Esta situación no implica riesgo alguno cuando proceden de un familiar o de alguna amiga (entre los hombres no es una práctica habitual mandarse besos con corazoncitos), pero sí puede ser potencialmente peligrosa si el o la remitente es la pareja, porque se podría interpretar que el número de caritas enviadas se corresponde con la intensidad del sentimiento o con el estado de ánimo.

Veamos un ejemplo:

Margarita envía un mensaje a Nicolás, acompañado de 3 caritas lanzacorazones (por alguna razón, este el número más habitual, seguramente porque uno es poca cosa y queda como un gesto protocolario, dos supera en lo justo el mínimo posible y tres ya son una muestra de que hay un sentimiento más allá de la simple cortesía). Nicolás observa el mensaje y se dispone a responder. Una contestación sin caritas lanzacorazones sería considerada un acto hostil, así que la única elección posible es valorar cuántos enviar. Nicolás sabe con seguridad que menos de tres es algo inviable, así que tiene dos opciones:

-Iguala el número de caritas lanzacorazones. Esta es, sin duda, una estrategia conservadora (no hay posibilidad de meter la pata), pero en este conservadurismo reside precisamente su debilidad. Muchas personas han desarrollado toda una psicología interpretativa de emoticonos (¿para cuándo un tratado serio sobre la cuestión?) y podrían detectar cierta frialdad, un exceso de racionalidad por parte del emisor. Y lo que aquí se valora es espontaneidad y pasión, no una elección sensata pero rutinaria.

-Supera el número de caritas lanzacorazones en un arrebato pasional. Esto será recibido por la otra parte con agrado y aprobación, pero es al mismo tiempo comprometedor, porque obligaría a un sucesivo e ilimitado aumento en el número de emoticonos hasta que una de las dos partes cediese.

Nicolás duda antes de teclear… y yo resuelvo consultar a un especialista. J es matemático.

-Hola J.

-Hola L ¿cómo estás?

-Pues bien, aquí todavía en plena batalla con el coronavirus dichoso.

-¿Quién crees que ganará?

-Nosotros por supuesto… Oye, quería hacerte una pregunta, a ver si tiene una posible solución matemática.

-Adelante. Quizás me des una idea que me haga ganar la medalla Fields.

-No lo creo. Verás…tiene que ver con la elección del número adecuado de caritas lanzacorazones que se debe enviar en un mensaje de respuesta.

-A ver…entiendo que dudas acerca de cuántos emoticonos se deben mandar cuando tú previamente has recibido un número determinado de ellos. ¿Correcto?

-Sí, eso es. Ya sé que es una bobada, pero me despierta curiosidad.

-No, te equivocas, no es una tontería, pero no ganaré la medalla Fields. ¿Has oído hablar de la teoría de juegos?

-Sí, vagamente. Salía en la película “Una mente maravillosa”, ¿no?

-Exacto, la ideó uno de los dioses de las matemáticas, Von Neuman, y tiene que ver con el estudio de las decisiones en las que, para tener éxito, se deben considerar las decisiones de los demás individuos que intervengan de forma activa en la situación. Como ves, se adapta bastante a tu problema.

-No te lo discuto, pero no acabo de entenderlo.

-Veamos. El “dilema del prisionero” es probablemente el ejemplo más famoso. Es un juego de suma no cero (en los juegos de suma cero, la ganancia o pérdida de un participante se corresponde exactamente con la ganancia o pérdida del otro). Dos prisioneros, sospechosos de robo, son capturados por la policía. Sin embargo, los policías no tienen suficientes pruebas para condenarlos de ese crimen, sólo para enchironarlos por el cargo de posesión de bienes robados, que conlleva una pena mucho menor. Si ninguno de ellos confiesa o delata al otro (cooperan entre sí), ambos serán sentenciados a la pena menor, un año de prisión cada uno. La policía los interrogará en salas de interrogatorio diferentes, lo que significa que los dos prisioneros no pueden comunicarse entre ellos. Los agentes tratarán de convencer a cada ladrón de que delate al compañero, ofreciéndoles salir libres de inmediato, mientras que el otro prisionero será condenado a una pena de diez años. Si ambos prisioneros se delatan entre sí, cada preso será condenado a ocho años.

-Vaya…y ¿cuál es la decisión más sensata?

-La llamamos “estrategia dominante”… y me temo que desde un punto de vista matemático, es delatar al compañero. Si él no hace lo mismo, saldrás libre, y si lo hace, al menos tendrás una reducción de la pena.

-Entiendo, pero… ¿qué tiene que ver con las caritas lanzacorazones?

-Pues tiene que ver, pero en este caso lo que ocurre es que el juego se repite muchas veces, con cada jugador sabiendo lo que ha hecho el otro en la ocasión precedente: mantener, aumentar o reducir el número de caritas.

-¿Y qué aconsejan las matemáticas entonces?

-Bueno, no es tan simple…hay diferentes situaciones posibles, pero para darte una idea general, lo más sensato es replicar el número de caritas recibidas.

-Vaya, justo lo que yo había pensado, sin tanta matemática ni teoría de juegos…

-Bueno, pues espero que esto te sirva para ratificarte.

-Gracias, J. Un fuerte abrazo.

-A ver si nos tomamos unas cañas, L… Un abrazo.

Con toda esta información, no necesito más para llamar a Nicolás y aconsejarle con precisión: debe devolver tres caritas. Nicolás me escucha atentamente y después recuerda que Margarita estrena unas medias de seda. Teclea cuatro.


Comentarios

  1. Estimado Señor L.A.:

    Alguna vez me había planteado por qué se ponían 3 emojis de forma habitual, ya sea para enviar besos o expresar otras emociones, pero nunca le di una explicación en base a protocolos sociales, siempre pensé que debía haber una explicación neurobiológica. Los TOCs suelen presentar rituales con el número 3 como protagonista (pulsar tres veces el interruptor para encender o apagar la luz, girar en direcciones opuestas la llave para abrir o cerrar), el código morse se hizo con pulsos de puntos y rayas agrupados de 3 en 3, y cuando escribíamos onomatopeyas lo más frecuente era poner "jajaja". Por eso pensaba que el número 3 era el primer número que nos aparecía en la mente al poner el "piloto automático", que tal vez lo lleváramos escrito en los genes, no en vano nuestro ADN se codifica en codones, o grupos de bases leídos de 3 en 3. O puede ser una simple casualidad.
    Sin embargo el motivo de mi misiva es la curiosidad por saber la evolución de su amigo Nicolás con Margarita. Ya le ha llegado la puntualización de que un mayor número de emojis se corresponde con un menor tamaño de estos, por lo que su premisa inicial de interpretar el número de caritas lanzabesos como intensidad de sentimiento no es del todo correcta. ¿Cómo ha reaccionado su amigo Nicolás al enterarse? ¿Esta nueva consideración puede ayudar a su amigo J. a ganar la medalla Fields?. Usted es investigador y su amigo J. es matemático, unan sus hemisferios cerebrales izquierdos para crear un algoritmo o protocolo de actuación para ayudar a su amigo Nicolás. Puede que usted y J. no consigan la codiciada medalla pero tampoco les nominarán a un Ig Nobel y es posible que se echen unas risas. Dado que yo no tengo perfil investigador y mis conocimientos matemáticos se quedaron en COU con los cuerpos de revolución, me dejaré llevar por el hemisferio derecho y su intuición.
    Pregúntele a su amigo Nicolás qué desayuna Margarita: si toma un gran café solo es posible que la opción más acertada sea un único e intenso beso que despierte sus sentidos, así que la opción correcta sería una carita lanzabesos; si lleva un termo de café con leche al trabajo y lo va bebiendo a sorbitos será más adecuado algo más suave, varios iconos seguidos (3 ó 4 bastarán), a lo largo de la mañana; si toma derivados chocolateados no hay duda posible: hay algo que Nicolás está haciendo mal, terriblemente mal; y si toma infusiones o zumitos, lo más probable es que en realidad Margarita sea uno de esos Anunnakis que con tanto ahínco busca Enrique de Vicente, porque la raza humana para despertarse necesita algo más consistente que un zumito o similar.
    Si a la luz de estos nuevos datos Nicolás sigue sin decidirse siempre puede arriesgarse con una única y pasional carita lanzabesos seguida del demonio morado que sonríe (comunmente aceptado para expresar maldad pícara). Si Margarita es una chica lista le responderá con el mismo demonio seguido de un guiño de ojo.

    PD: si a estas alturas de la vida Nicolás se preocupa por el número adecuado de emoticonos en una respuesta a su pareja me hace sospechar que pueda ser fan de la saga "Crepúsculo", o peor aún: de "50 sombras de Grey". Por si acaso recuérdele que esas medias que tanto le gustan tienen tendencia a romperse con solo mirarlas y que en caso de necesitar una cuerda improvisada siempre puede recurrir a una corbata de seda (tampoco deja marcas y la durabilidad es mayor). De nada.

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