Por qué el Atlético es campeón de la Liga 2020-21.
Sólo ocurre de cuando en cuando,
porque lo habitual es que el poderoso, el que tiene más dinero, mejores
jugadores, más recursos, gane. Lo normal es que Goliath venza a David, Aquiles derrote
a Héctor y que Hulk haga trizas a Lobezno, pero cuando ocurre lo inesperado…es
mucho más intenso y placentero, porque contiene esa pizca de épica que
enriquece las victorias deportivas y porque nos muestra que los vulgares
mortales también podemos alcanzar la gloria, con mucho esfuerzo, con gran capacidad
de resistencia a la adversidad aunque, seguramente, de forma efímera. Se puede,
pero hacen falta algunos condicionantes circunstanciales que han confluido durante esta
temporada y que es improbable que vuelvan a suceder en un tiempo. ¿O sí? Parece
haber ocurrido un cambio de tendencia, las últimas 3 Ligas se ganaron con 86
puntos (esta fue la puntación que hizo campeón al Atlético) y con 87 en dos ocasiones. Las
tres Ligas anteriores se ganaron con 93, 93 y 91. ¿Hay alguna explicación
posible o es casualidad?
-El virus ha democratizado al fútbol.
Algunos campeones de las grandes Ligas (Inter, Sporting de Lisboa, Lille (la
liga francesa aún no ha terminado) han podido derrotar a los hiperpastones de
sus países (Juventus, Oporto/Benfica, PSG…). ¿Casualidad? Yo creo que es muy posible que el rejonazo que
el coronavirus ha propinado a las economías de los grandes clubes europeos haya
impedido que éstos se reforzasen a base de fichajes galácticos. Una vez que la vacuna
arroje luz al sombrío panorama sanitario y se restablezca la normalidad, los
Kane, Mbappé, Halland, etc serán recirculados a los clubes hiperpastones como
siempre ha ocurrido.
-Los criterios de reparto de los
ingresos obtenidos por la explotación y comercialización conjunta de los
derechos audiovisuales del Campeonato Nacional de Liga cambiaron con el Real
Decreto-ley 5/2015, de 30 de abril. Estos criterios, si bien siguen
favoreciendo a los clubes poderosos (los que tienen más posibilidades de
clasificarse en los primeros puestos de la tabla o gozan de más implantación
social), han reducido las diferencias que existían previamente. Es evidente que
la competencia aumenta si disminuyen las diferencias económicas (la segunda
división en España o la Premier en Inglaterra son buenos ejemplos de esto).
-Las lesiones. Nunca había habido
tantas lesiones como en la temporada presente, por la falta de descanso
veraniego y por lo apretado y exigente del calendario. Todos los equipos han sufrido
verdaderas plagas de dolencias musculares que se añadieron a infecciones o
cuarentenas por el virus. No es aventurado pensar que los titulares de los
hiperpastones son capaces de establecer más diferencias con el resto de los
equipos que los suplentes. Quizás la Unidad A del Levante tenga muy complicado competir contra la Unidad A del Barcelona, pero podría tener opciones contra la Unidad B.
-El VAR. Denostado por sus equivocaciones (que han sido
fundamentalmente debidas a la falta de criterios claros para sancionar como
penalty una mano dentro del área) es, sin embargo, la única defensa que tienen
los equipos pequeños contra los poderosos. Venimos de decenios en los que las
decisiones arbitrales en jugadas dudosas o interpretables caían, indefectiblemente,
del lado del equipo hiperpastón. Este año escuchamos al entrenador del Barcelona
clamar agriamente contra decisiones que supuestamente perjudicaron a su equipo y
hemos asistido a la queja generalizada de la afición del Real Madrid por
maltrato arbitral. Inaudito. Pero también esperanzador, en especial si
comparamos lo ocurrido este año con las ayudas que recibió el equipo blanco en
las últimas jornadas del campeonato. Si la actuación arbitral tiende a la progresiva
equidad, la consiguiente pérdida de los puntos por los hiperpastones dará lugar
a una tabla de clasificación con menos diferencias.
-La suerte. Con todo, el equipo
colchonero ha tenido mucha suerte en momentos decisivos, en forma de remontadas
sobre la bocina, paradas milagrosas, penaltis fallados por los equipos rivales
y decisiones arbitrales interpretables que otros años caían en contra y este
año fueron favorables.
Si no me equivoco con mis
razonamientos, ganar una Liga en España es muy difícil, han de concurrir a la vez
diferentes condicionantes, algunos de ellos circunstanciales (el coronavirus o la suerte). Lo esperable es que las cosas vuelvan a su cauce y que el duopolio
futbolístico español se reparta los títulos de los años venideros. Sólo los
cambios estructurales (reparto del dinero de los derechos audiovisuales y la erradicación
de la injusticia arbitral) permitirían una mayor competencia entre clubes
españoles. Cuesta creer que algún día lleguemos a tener una especie de NBA, o siquiera
una Premier, que es la mejor liga del mundo porque hay un amplio grupo de equipos
que puede ganar la competición, pero hoy es el día de disfrutar de lo épico, de
lo inusual, de lo imprevisto: el Atlético ha ganado la Liga.
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