Admonición contra el victimismo de bata blanca.
A pesar de que ya he tocado este tema
anteriormente, no me queda más remedio que volver a él ante la profusión de
lastimeros escritos en los que un buen número de médicos desnuda las numerosas
penalidades a las que se ven abocados por el ejercicio de su profesión. Voy al
grano:
-Los médicos no somos héroes,
simplemente ejercemos un oficio. Leyendo lo que escriben algunos colegas, más
bien parecería que regresaran de la guerra de Vietnam o de la conquista de
México que de pasar una consulta. Es cierto que la sanidad pública agoniza y
precisa de un cambio organizativo radical, y también que las condiciones de
trabajo no son las más idóneas en muchos casos. Pero los médicos no bajan a la
mina con un canario enjaulado en la mano ni trabajan construyendo estadios de
fútbol en Qatar. Hay que cambiar, sí, pero para mejorar la atención a los
pacientes, no para aligerar la carga de trabajo de los facultativos. Ambos
objetivos pueden y deben ir de la mano si la transformación se hace bien, pero la
prioridad debe quedar bien clara.
-La medicina es un oficio, pero no es
un oficio cualquiera. Es exigente en el esfuerzo, nos abre los ojos ante la realidad
de muchas vidas desgraciadas, obliga a una mejora permanente de nuestras
habilidades. Pero hay otras profesiones con parecida exigencia. Lo que hace de
la medicina un oficio único es el compromiso moral con la salud de una persona.
Y este compromiso impacta de forma decisiva en el cómputo moral del galeno. En
muchas ocasiones he escuchado decir que hay que separar la “parte profesional”
de la “parte personal” del médico. Pues lo siento, no es posible obtener el
certificado de buena persona si se descuidan las obligaciones con los
pacientes, por mucho que se ejerza de forma modélica la paternidad/maternidad y
se ayude a la ancianita del quinto con el carro de la compra. Evidentemente,
ser buen médico no te convierte necesariamente en buena persona, pero es una
condición sine qua non. Sin el compromiso con los pacientes, un médico
es perfectamente sustituible por un algoritmo. De hecho, debería ser sustituido
ipso facto.
-Dado que la medicina no es un oficio
cualquiera, está lejos de ser un funcionariado. Me apena ver con creciente
frecuencia que las preocupaciones de muchos médicos jóvenes se centran más en horarios,
libranzas, permisos, vacaciones, etc… que en desempeñar una actividad
enriquecedora y provechosa. Predigo para ellos el negro futuro del “médico
quemado”, ese que mira continuamente el reloj para dejar la bata en el perchero
y correr a cualquier otra parte. Las pastillas les esperan en el cajón de la
mesita de noche porque, en el fondo, aunque traten de engañarse a sí mismos,
siempre sabrán que están siendo deshonestos y verán de muy cerca al molesto
ejemplo de un médico de verdad.
-La responsabilidad de médico se
adquiere desde el primer día que se atiende un paciente hasta el último día que
se presta el servicio. Esta responsabilidad no aumenta ni disminuye con el paso
de los años y no se puede dejar a un lado con la adquisición de otras
responsabilidades: los hijos, cuidado de mayores, pasear al perro por el parque
o ser el entrenador del equipo de fútbol sala del colegio de los niños. Se
siente, las responsabilidades son acumulativas y lamento anunciar que la vida
es dura precisamente por esto. La medicina no es un oficio para blandengues,
para eso siempre se puede opositar a una ventanilla de la Administración.
-Los datos de baja laboral entre el
personal sanitario son escandalosos y producen vergüenza. No me voy a referir
al personal no facultativo (en ese sector los números son todavía peores), pero
diré que actualmente está de baja el 4% de los especialistas hospitalarios, el
9% de los médicos de familia y el 15% de los pediatras de Atención Primaria. Es
evidente que no me refiero a enfermedades graves, sino a toses, dolores
cervicales, tristezas, molestias en la espalda y todo ese tipo de cosas que nos
ocurren a todos de cuando en cuando y que, lo siento de nuevo, forman parte de
la vida normal. Los/las “bajistas” son personas despreciables, porque ellos
mismos muestran un desprecio absoluto por sus compañeros y por sus pacientes.
No hay mucha defensa contra ellos, pero sí hay algo que podemos hacer, dejar
bien claro lo que pensamos de su conducta. Recordárselo para que, al menos,
sepan que el “bajismo” tiene un coste.
Sé que no soy el único, que muchos
otros compañeros ejercen la profesión con pasión y con dedicación, que protestarán
cuando crean que es justo hacerlo, pero que no van a olvidar jamás por qué
llevan una bata blanca. A estos colegas me dirijo, para que luchemos contra la
propagación de esta plaga de blandenguería médica.
Pues su opinión, como suele decirse, debe ser respetada, pero no por ello compartida. Desconozco la situación del colectivo medico en su centro de trabajo, así como su historia vital en la profesión, que sin duda habrán moldeado su opinión. Evidentemente absentistas profesionales, maulas y blanditos, los hay en todas las profesiones. Comparto con usted el sentir de que ser médico no es lo mismo que ser fontanero o carpintero, sin menoscabo de estos colectivos tan necesarios, pues un médico, efectivamente, se debe a sus pacientes, pero no entiendo la relación que establece usted entre vocación y calidad de servicio con volúmen y sobrecarga de trabajo. Me explico. Se puede ser un buen médico, profesional, humano y con absoluta dedicación y responsabilidad hacia su trabajo y sus pacientes sin tener que dedicarle, por sistema, mas horas extras a la jornada. Evidentemente habrá días en los que las circunstancias requerirán un esfuerzo y tiempo extras, pero eso no correlaciona en absoluto con calidad de servicio, es más, en ocasiones si correlaciona, pero inversamente. Más volumen de trabajo llegado a un punto y si se normaliza,inevitablemente conlleva un desgaste que oued devenir en lo que usted describe como "panorama actual del colectivo". No podrá usted negar que la situación y las condiciones laborales del colectivo en algunos centros dej bastante que desear. Y me parece así inmoral su opinión acerca de el supuesto exceso de permisos, libranzas y derechos del colectivo.si cree usted que tras una agotadora guardia no es de recibo irse a descansar, permítame que le diga, con todo mi respeto, que tiene usted unas ideas un tanto anacrónicas.
ResponderEliminarUsted sabe que no es el único y tiene usted razón, pero por suerte ya quedan cada vez menos con esas ideas de cromañón laboral.
ResponderEliminarDe todas formas por desgracia aún quedan, así que jubílese ya por favor.