En defensa del oficio de médico (tal y como yo lo entiendo). Aclaraciones.

 

La verdad es que no pensaba escribir más sobre este asunto, pero visto el revuelo que se ha armado (no puedo decir que me sorprenda, sé en qué mundo vivo) me veo obligado a aclarar algunas mentiras y tergiversaciones que ha suscitado mi escrito. Mentiras y tergiversaciones que, por cierto, me han llegado por terceras personas, ya que yo no hago uso de las redes sociales.

-¿Por qué lo hice, sabiendo que sería un asunto realmente polémico, a contracorriente? Lo hice porque, en uso de mi libertad de opinión, creí necesario exponer  la forma en la que yo (y muchos otros, no se engañen) vivimos nuestra profesión. Y lo creí necesario porque presencio, con gran preocupación, una corriente que va en contra de los valores que me hacen estar orgulloso de llevar una bata blanca. Los valores son: dedicación, compromiso y servicio a los pacientes. Y no estoy de acuerdo con las reiteradas quejas que últimamente llenan páginas de periódicos o programas de radio y televisión. Lamentaciones por, por ejemplo, el duro trabajo de una guardia médica. Observo entristecido situaciones que jamás había visto a lo largo de mi vida profesional, y me rebelo contra ellas, porque veo en peligro algo a lo que he dedicado toda mi vida: la sanidad pública.

-Se me acusa de ir contra la profesión médica. Lo niego tajantemente. Por suerte, no todos los médicos son iguales. Y en absoluto culpo a los médicos jóvenes en exclusiva. Hay médicos bajistas y caraduras de todas las edades. Un dato: ahora mismo el 7,1 % de los médicos de Atención Primaria de Lugo y el 3,3% de los médicos del HULA están de baja por enfermedad (dejo aparte el resto de los motivos por los que se puede faltar al trabajo). Esta cifra ha ido creciendo progresivamente a lo largo de los últimos años, y es evidente (todos lo sabemos), que muchas de estas bajas son injustificadas. Para mí un “bajista” es el que falta a su puesto de trabajo sin un motivo que lo incapacite para ello. A todos nos duele la espalda o la cabeza en algún momento, unos eligen tomar un antiinflamatorio y otros escogen quedarse en casa. Un “bajista” desprecia a sus compañeros y desprecia a sus pacientes. Podemos hacer dos cosas, mirar para otro lado o buscar soluciones. Yo, sinceramente, prefiero la segunda opción.

-Se me ha insultado llamándome “esclavista”. Esto es muy fácil de desmentir, no hay más que preguntar a cualquiera que haya trabajado conmigo a lo largo de mi vida profesional. Ahora bien, quiero dejar muy clara una cosa: la medicina no es un oficio funcionarial en el que de 8 a 15 seas médico y después te olvides del asunto hasta el día siguiente. Es evidente que se puede ser un “médico funcionarial”, pero no un BUEN médico. Porque esta profesión precisa un esfuerzo continuado de actualización. Habrá que emplear tardes, fines de semana, etc, mejorando tus conocimientos, aprendiendo e investigando lo que ocurre con tu práctica clínica. Si no lo haces, no podrás proporcionar a tus pacientes la mejor atención. Y también se me acusa de incitar a trabajar fuera de los horarios establecidos. Yo lo he hecho muchas veces, y lo seguiré haciendo, pero nunca he obligado o persuadido a nadie para que lo hiciera. Resulta que ir a echar un vistazo por la tarde a un paciente que te preocupa por su gravedad, acercarte un festivo a ver que todo está bien, es esclavismo. Pues miren, yo jamás me he sentido esclavizado por esto, me he sentido contento de poder hacerlo.

Una pregunta abierta… si usted es paciente, ¿qué médico elegiría? ¿el que protesta por tener que trabajar guardias y festivos, etc, o el que entiende la medicina como una vocación de servicio? No hace falta que respondan.

Jamás me he opuesto a la libranza de una guardia ni tampoco he presionado a nadie para que no lo hiciera. Ni, por supuesto, me he opuesto a que alguien haga uso del permiso maternal/paternal. La media jornada para cuidados de parientes es más compleja, porque hay médicos que la están utilizando para trabajar en la medicina privada y a mí eso me parece algo absolutamente amoral y juzgo que debería ser prohibido. Ahora bien, es preciso aclarar algo: cuando un médico falta a su puesto de trabajo, por cualquier motivo, en el mejor de los casos otro médico tendrá que hacer doble labor. En el peor, habrá pacientes sin atender, porque no está previsto, ni ahora mismo es posible, cubrir las bajas médicas. Mi propuesta es abrir el campo para que médicos de otras nacionalidades cubran los “huecos” que quedan en los puestos de difícil cobertura. ¿Es mejor un médico latino o ningún médico para atender a los pacientes? Reflexionemos sobre ello.

-Se me ha acusado de machismo. Otra mentira fácil de rebatir. No encontrarán a ninguna mujer que diga que yo me he comportado de forma machista con ella. Quizás se deba a que haya usado la palabra “blandengue”. Aclaro el término: para mí un/a blandengue, o flojo/a, o como se le quiera llamar, es una persona que tiene una responsabilidad y no le hace frente, la rehúye, se escapa de ella de mil formas diferentes. Lo reitero: no todos los médicos son iguales y no todos han sido héroes del COVID. Algunos se escondieron, de forma ignominiosa, en sus madrigueras de conejo. ¿Hay algo más despreciable que un médico blandengue que busca (y desgraciadamente encuentra) la forma de no atender a un paciente por miedo a contagiarse? Para mí no.

Como no todos los médicos son iguales, es hora de que, en vez de “enrasar por abajo, se premie el mérito y el compromiso. No hace falta que sea con dinero, basta con el reconocimiento. Sé que esto a los sindicatos les hace poca gracia. Me da igual.

-Se ha dudado de mi capacitación para ser jefe de servicio y que se me ha “puesto a dedo”. Muy bien, no tengo inconveniente en hacer público mi curriculum vitae. Está a disposición de cualquiera que me lo pida. Y no solo eso, sino que también podrá ver la evolución del servicio de Neumología al que estoy orgulloso de representar. El nivel de cualificación y excelencia que hemos logrado entre todos (personal facultativo, personal sanitario, administrativo, etc) es el mayor orgullo profesional de mi vida. Usted podrá ir a cualquier servicio de Neumología de España, y aún de muchos lugares del extranjero, y le aseguro que reconocerán al nuestro. Recibimos continuamente peticiones de médicos del resto de España y del extranjero para pasar unos días con nosotros.

-También se ha dicho que soy el “típico jefe vaguete de despacho”. Otra mentira más. Veo tantos (o más) pacientes cada día que el resto de los facultativos de mi servicio. Y trabajo los mismos sábados que ellos. No hay más que preguntarle a cualquiera de mis compañeros. 

-Por último, parece ser que hay sindicatos, partidos políticos, etc, que piden mi dimisión. Es curioso que entidades que dicen defender la sanidad pública, no se preocupen en absoluto de la cualificación, compromiso, y resultados de una persona que ha empleado toda su vida en su defensa. Simplemente, tratan de callarlo para que no manifieste sus opiniones haciendo uso de una libertad democrática que, a la vista está, les molesta cuando no coincide con sus postulados.

La sanidad pública está en peligro y debemos defenderla, nos va la vida en ello. No he hablado de la Administración, que también tiene su parte de culpa, especialmente por falta de previsión, contratos basura etc. Pero yo decidí hacer autocrítica y defender una forma de medicina en la que creo firmemente. Y lo hago porque, se lo puedo jurar, nunca me he sentido esclavo, sino orgulloso de ser médico, el mejor oficio del mundo. Invito a los médicos que están empezando a disfrutar verdaderamente de su profesión,