La “revolución cultural” en medicina.

 


Creí necesario dar una patada al avispero para manifestar una opinión que es compartida por muchos/muchas de mis colegas y que ha permanecido demasiado tiempo oculta. En absoluto es un ataque a la profesión médica (si no hubiera un gran número de personas honestas no tendríamos sanidad pública a estas alturas) y más bien se podría considerar una autocrítica que tiene por objetivo la mejora de la atención al paciente. Tampoco es una oposición al buen uso de las medidas sociales, es una denuncia del abuso.  Llevar una bata blanca no conlleva el automático reconocimiento social, cada uno debe ganárselo con su propia trayectoria profesional. Y nosotros no somos diferentes de otras personas que desempeñan otros cometidos, aunque el oficio de médico, por sus implicaciones, por el hecho de que los pacientes depositan su confianza en nosotros en una situación de indefensión, sí es especial, y moralmente más exigente. Si somos capaces de dejar a un lado el ruido y la furia, si prescindimos de la defensa/ataque de mi persona (que es socialmente irrelevante), tal vez se podrían discutir de forma educada y racional mis argumentos, que se pueden resumir en dos:

-Una “revolución cultural” en la forma de entender la medicina se está extendiendo entre los médicos.

-Esta “revolución cultural” es perjudicial para los pacientes (y, desde mi punto de vista, también para los/las profesionales que abrazan sus ideas).

Crecí con una interpretación moral del oficio médico que procede del antiguo juramento hipocrático. En su actualización más reciente (Chicago, 2017), conocida como Declaración de Ginebra, reza: “Velar ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes”. Fíjense que el “ante todo” tiene un significado claro, el de prioridad. También comparto la pretensión de la Administración de situar al paciente en el centro del sistema de salud. Nada más justo, estamos a su servicio (aclaro: estar al servicio de los pacientes no es ser un esclavo, sino todo lo contrario). Sin embargo, como vengo denunciando, estos principios, que son los cimentos sobre los que tradicionalmente se ha sustentado la profesión médica, están por primera vez en entredicho, y ello pone en grave riesgo a la sanidad pública. Este giro, esta “revolución cultural”, tiene, desde mi punto de vista, unas consecuencias negativas:

1. Victimismo. Fíjense, por favor, en la imagen que acompaña este texto. Y dejen a un lado quien hizo las declaraciones (eso no es lo importante, y he elegido éstas como podría haber escogido otras de las muchas que han poblado los periódicos y programas de televisión en los últimos tiempos) para centrar la atención en el mensaje. En ningún lugar aparece la más mínima preocupación por el paciente, que pasa a un segundo plano, o peor aún, figura como amenaza de una posible denuncia. Otras quejas (estrés emocional, dificultad para tomar decisiones comprometidas…) tienen que ver con la esencia misma de la profesión y me llevan a preguntarme si estas personas tenían la más mínima idea de dónde se metían. Si alguien no puede con el ejercicio ordinario de un oficio, que es duro (todos los días nos encontramos con situaciones de extremo sufrimiento humano, o con pacientes graves que nos plantean un problema clínico) y exigente, simplemente no sirve para su desempeño. Y esto es algo que se debería enseñar en las universidades desde el primer día. Quizás en vez de explicar anatomía o bioquímica (o al mismo tiempo) tendríamos que llevar a los alumnos de primer curso a los hospitales para que sepan lo que les espera, sin edulcorante alguno, aprovechando un momento en el que todavía están a tiempo de rectificar.

Levantarse por la noche a atender a un paciente…terrible. Existe una corriente de opinión a favor de la abolición de las guardias (como si los médicos fuésemos los únicos que tienen que prestar un servicio nocturno), pero todavía no se ha presentado (o yo no la he visto) una alternativa factible. Un trabajo a turnos sería devastador para el funcionamiento de los servicios y provocaría una huida masiva de facultativos hacia la medicina privada. Y en cuanto al sueldo…sí, es cierto que los médicos deberían tener un mejor sueldo…igual que muchas otras profesiones.

¿Existen quejas justas? Claro que sí: aquellas que tienen que ver con una merma en la calidad asistencial. Es decir, si el exceso de trabajo impide o dificulta una adecuada atención del paciente, la queja es justa y tendría mi apoyo incondicional.

2. Absentismo, bajismo. Nadie puede discutir el aumento progresivo de las bajas por enfermedad en el sector sanitario, es un hecho fácilmente contrastable por quien se moleste en revisarlo. O hay una epidemia de mala salud, o muchas de estas bajas son injustificadas. Si fuese lo primero, habría que diseñar un exhaustivo estudio epidemiológico para encontrar una explicación, pero todos sabemos que no es así. Podríamos buscar su fuente en un progresivo envejecimiento de las plantillas, pero me temo que ésta no es la causa. Muchos de los o las médicos que se acogen a una jubilación activa y que estuvieron antes de baja, recuperan milagrosamente un envidiable estado de salud. Como dato curioso: jubilación activa = sueldo + 75% pensión; baja en jubilación activa, solo sueldo. O también pudiera ser que la clase médica estuviese “quemada” por las deficientes condiciones de trabajo, pero aquí hay una gran variabilidad interindividual: dos facultativos en idéntica situación laboral se pueden comportar de forma diametralmente opuesta. Y el bajismo injustificado nunca es una opción moralmente justificable. Dado que ser un médico comprometido o bajista no supone ninguna diferencia salarial o en el desarrollo profesional, se favorece lo segundo. El bajismo es altamente desestabilizador para un servicio y tiene gran capacidad metastásica.

Los permisos de maternidad/paternidad son indiscutibles y suponen un avance social. Pero, ojo, hay que evitar que supongan un perjuicio para el paciente. Es decir, el paciente no debe ser quien pague el disfrute de un derecho. Y aquí tenemos un problema, porque ahora mismo no hay especialistas para suplir las bajas. Por lo tanto, hacen falta más médicos, y si aquí no los hay, habrá que abrir las puertas a los de fuera. ¿O alguien tiene una solución mejor?

Los permisos para estudiar una oposición son deshonestos. Primero porque se abandona la obligación laboral, y segundo porque suponen una ventaja competitiva sobre los compañeros que permanecen responsablemente en su puesto. Las bajas para preparar el examen son, directamente, fraudulentas.

Qué decir de los permisos sin sueldo para alargar unas vacaciones. Suponen un desprecio a los pacientes, y también a los compañeros. Hay muchos/muchas médicos que se podrían permitir estar varios meses sin percibir el sueldo público... pero su buena situación económica no les exime de cumplir con su obligación.

Las medias jornadas para cuidado de familiares (hijos, padres...) son deshonestas si se destinan a otros fines diferentes a los contemplados por la ley y, más aún, si se dedican a un ejercicio profesional alternativo.

3. La blandenguería médica (la evitación del “molesto” paciente, esa persona que tiene la fea costumbre de agravarse o incluso de fallecer), es real, y se propaga como una pandemia vírica. Fíjense en las declaraciones de muchos de quienes obtienen las mejores puntuaciones en los exámenes MIR. Escojo la especialidad x porque no tiene pacientes graves, ni guardias y da más dinero en la privada. ¿Es éste el verdadero espíritu que debe tener un médico que empieza su ejercicio profesional? De nuevo, el paciente ya no está en primer lugar, ese sitio lo ocupa la calidad de vida de los/las médicos. Hay muchas otras formas de practicar la blandenguería médica, como montar una clínica de pomaditas y bótox (lo cual es perfectamente lícito mientras no se autodenominen médicos), practicar ante los pacientes el “somos un servicio, un paciente no es de nadie, es de todos” (es decir, disolver la responsabilidad entre muchos, no me refiero a las decisiones colegiadas que se puedan acordar en conjunto), acogerse a la “liberación” sindical, etc. Es falso que el ejercicio comprometido de la medicina conduzca a una vida triste y deprimente. Pienso que, por contra, ocurre lo contrario. No creo que nos prive de tiempo para desarrollar aficiones, establecer sólidas amistades, viajar o formar una familia. Es más, en mi experiencia he visto más personas amargadas entre los bajistas/blandengues que entre los médicos comprometidos. Lo digo con total convicción, el camino de la blandenguería lleva al burn-out y a la aflicción.

Sé que esta transmutación de valores es algo global y que no afecta solo a la medicina. Y también soy consciente de que nadie es perfecto, que todos cometemos errores a lo largo de la vida, pero lo que es novedoso, lo que yo denuncio, es que se exhiba con orgullo un patrón moral que se aparta del que hasta la fecha guiaba nuestros actos. Les pido que se discutan estos argumentos de una forma racional (tal y como se discuten los problemas médicos en la práctica clínica o en los congresos) y que se abandonen fútiles polémicas acerca de mi persona (aprovecho para decir que ni las amenazas ni los insultos me rozan lo más mínimo, así que suponen una pérdida de tiempo para sus emisores). Somos muchos los que compartimos este enfoque moral de la medicina, la experiencia vivida durante estos días me lo ha demostrado. Y lo que es más importante, los pacientes la apoyan. La contrarrevolución ha comenzado, pero para que tenga alguna consecuencia, debemos defenderla en nuestros lugares de trabajo y exponerla a los alumnos y residentes que formamos.


Comentarios

  1. "Por lo tanto, hacen falta más médicos, y si aquí no los hay, habrá que abrir las puertas a los de fuera. ¿O alguien tiene una solución mejor?"

    Yo le doy una solución bien sencilla, que los políticos y gestores (los verdaderos culpables del deterioro de la sanidad pública, NO NOSOTROS LOS MÉDICOS) inviertan más en sanidad y menos en otras estupideces, mejorando las condiciones laborales. Así es como habrá más médicos.
    Si no se invierte habrá cada vez menos médicos y será un terrible pez que se mouerde la cola, es algo que hasta usted podrá comprender. Y así es como la sanidad pública de calidad se perderá.

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    1. César, exacto!!
      En esto tienes toda la razón!!! .
      Ahora veo que vas entendiendo las cosas, no lo que esbozabas en otros comentarios.

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    2. Lucas pues es lo que he dicho en otros comentarios, ni más ni menos.
      Saludos.

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    3. Si los políticos y gestores no invierten en la sanidad pública las condiciones serán cada vez peores y cada vez más médicos cualificados se cansarán, necesitarán bajas por estrés, LEGÍTIMAMENTE se acogerán a reducciones de jornada o excedencias o directamente se irán a la sanidad privada o a otros países.
      Los huecos son difíciles de llenar lo cual sobrecarga más aún a los profesionales que seguimos, cada vez más precariamente y con menos energías y motivación.
      La solución es traer médicos de fuera? Sin duda que los hay bien cualificados, pero en global el nivel de la calidad asistencial no es tan bueno. Eso sobrecarga más todavía al resto de profesionales que seguimos.
      La solución es cargar contra los médicos? Sin duda que los hay aprovechados, jetas o incompetentes como en todos las profesiones, pero cargar contra los médicos solo provoca más desmotivación y ganas de abandonar la sanidad pública.

      Así difícil que haya médicos y de calidad, así difícil que la sanidad pública aguante con un mínimo nivel.
      Los pacientes ya llevan un tiempo sufriéndolo. Y nosotros los médicos también.

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    4. Soy LIBRE. Lo he conseguido!!!!!!!!!

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  2. "Hay muchas otras formas de practicar la blandenguería médica [...], practicar ante los pacientes el “somos un servicio, un paciente no es de nadie, es de todos” (es decir, disolver la responsabilidad entre muchos)"

    Por el amor de dios, ¿usted ha oído hablar del concepto "decisión médica colegiada"?

    El suyo es un discurso que produce náuseas, lleno de la soberbia y prepotencia de quien se cree un dios porque es médico (quizás haya detrás algún complejo de inferioridad que compensar), lleno de odio y rabia hacia los médicos "blandengues" que simplemente no necesitamos sentir esa sensación y de paso gustamos de tener una vida personal fuera del horario laboral (qué delito eh!).

    Un consejo, dirija su discurso y su odio contra los políticos y gestores que se están cargando la sanidad pública. No contra los compañeros médicos que sufrimos ese deterioro día tras día.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. César suscribo honestamente tus palabras. Menos mal que hay distintos tipos de hacer medicina...A estos señoros los partes por el eje si cuestionas sus "principios"mientras no se dan cuenta del daño que hacen

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  3. "Qué decir de los permisos sin sueldo para alargar unas vacaciones. Suponen un desprecio a los pacientes, y también a los compañeros. Hay muchos/muchas médicos que se podrían permitir estar varios meses sin percibir el sueldo público... pero su buena situación económica no les exime de cumplir con su obligación."

    Qué decir de las personas que rechazan los derechos laborales para nuestro colectivo. Supone un argumento nauseabundo y retrógrado. ¿"Revolución cultural" en medicina pretende llamarlo usted? Cuanta rimbombancia y pretenciosidad para lo que solo es una involución indefendible.
    La obligación es del gestor y del político, de escuchar a los médicos y demás personal sanitario e invertir lo necesario para garantizar una atención sanitaria pública de calidad a la población y a los pacientes. Si nos dan las herramientas nosotros ya nos encargamos de hacer el trabajo como profesionales que somos.
    Escriba usted sobre eso.

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  4. Dios se debe a sus criaturas (= enfermos)

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  5. La revolución cultural fue la de China en los años 60, maoísta, comunista, ya sabe...contra él capitalismo...no se le olvide doc! Tambien la revolución de los claveles, la francesa, la industrial...
    Ud no inventó ninguna.

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  6. Desde mi punto de vista como paciente/usuario estoy completamente de acuerdo con el Dr. Pérez de Llano en la esencia de su post ( foco en el paciente) y de todos y cada uno de los aspectos que en él expone. Al victimismo, al absentismo y a la "blandenguería" que él hace referencia yo añadiría la ausencia de autocrítica, que, como siempre lleva a señalar e intentar estigmatizar y/o apartar a los profesionales que si la hacen, tal y como hemos podido observar en estos últimos días.. En los últimos 20 años, y desafortunadamente por motivos personales, he vivido muy de cerca la vida sanitaria tanto en Hospitales como en Atención Primaria. He visto como, de forma crónica, numerosos centros de salud han ido saliendo a flote gracias a un 50 % de su plantilla ( en algunos casos gracias al 30 %). He visto a médicos poner malas caras delante de pacientes que solicitaban una atención justificada dentro del horario de trabajo. He escuchado a médicos "rajando" sobre los pacientes en los pasillos del hospital. He visto a muchos médicos que no se molestan en leer la historia clínica y le hacen preguntas vergonzosamente autodelatoras al paciente. He visto cómo el profesional “se quita de encima” a los pacientes en lugar de profundizar en las causas de los problemas de salud. He visto cómo se informa a un paciente inadecuadamente en contenido (contenido cero ) y forma (lugar y comunicación). He visto a muchos médicos usando su consulta como medio político de captación de votos. He visto a esos mismos médicos desatender su consulta para atender su puesto político. He visto a médicos convertirse en enlaces sindicales para seguir cobrando su sueldo sin pegar golpe. He visto cómo hay médicos que pasan años sin usar ni su fonendo ni su camilla, en muchos casos porque el Sergas parece invitar a alejarse de la clínica en favor del ordenador, todo hay que decirlo. He visto cómo el Sergas fomenta esta práctica médica usando la sanidad pública como un medio político y no como un bien social. Y sigo viendo que buena parte de los nuevos médicos se han equivocado de carrera. He visto y sigo viendo muchos licenciados en Medicina, pero pocos médicos. Y, por último, sigo viendo que se sigue intentando destituir y callar la boca a quien expresa libremente su opinión, afronta los problemas identificándolos y llamándoles por su nombre . Así nos hundiremos sin remedio, si es que no lo estamos ya. Al Dr. Pérez de Llano, gracias por la verdad y por el valor de contarla.

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    1. Vaya mierda de corporativismo! Apesta

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    3. Francamente curioso que "Sara" (entiendo que médica) acuse de corporativismo ¡a un paciente! Supongo que en ausencia de argumentos, no queda otro recurso que un insulto, una comparación ridícula (¿"Dios"?) o una acusación demencial (¡corporativismo de los pacientes!)

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    4. Sara, lamentable y penoso tu comentario.
      Sinceramente si de verdad eres médico, te has confundido de carrera.

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    5. Los pacientes no saben lo que se "cuece" en el mundo sanitario ....Gonzaullas y Lucas , no os conozco. Muy penoso opinar de mi sin conocerme.

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    6. No hace falta conocerte para opinar acerca de lo que tú opinas.
      Eso sí, desde el respeto siempre.

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    7. ¡Esta sí que es buena! "Sara" puede opinar sobre el Dr. Pérez de Llano sin conocerlo, pero los demás no pueden opinar de ella. Por otra parte, además de cortita en capacidad de argumentación y educación (es la única por aquí que responde con un taco, y encima dirigido a un paciente que ha hecho un comentario respetuoso), no está muy sobrada de comprensión lectora. He opinado sobre su comentario, no sobre ella que, ciertamente, no conozco (pero que se retrata solita). En fin, cierro este intercambio poco relevante y nada enriquecedor y me dedico a leer otros temas, que de éste ya ha quedado todo dicho. Aunque es cierto que los pacientes no saben mucho de la trastienda de los centros sanitarios. Gracias al Dr. Pérez de Llano, ahora saben más

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  7. Y si, el foco en pobre, indefenso y desvalido paciente aumenta el ego de estos señoros. Dios se debe a sus criaturas

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    1. Todo esto es muy ilustrativo. Una persona que valientemente expone una opinión, a pecho descubierto, y un par de personajes anónimos, cobardicas y mediocrones, insultando escondidos en el anonimato sin aportar un solo argumento que pueda ser tenido en cuenta. Y encima dicen que el Dr Pérez de Llano actúa movido por el odio. Yo no le conozco en persona, pero por los comentarios aparecidos en prensa de sus compañeros, pacientes, etc, no parece precisamente alguien con ese perfil. En cambio, me queda claro que César y Sara son los típicos haters. En fin, el signo de los tiempos.

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    2. Argumentos se han dado Alberto, y no argumentos retrógrados como los del Dr. Pérez de Llanos, como recortar derechos sociales a nuestro colectivo porque sí o condenar a quien ejerciendo esos derechos se acoge a un permiso sin sueldo, por ejemplo.
      Sin duda el Dr. Pérez de Llanos actúa o escribe movido por el odio, odio hacia los médicos que ven y ejercen la medicina de una forma diferente a la que él en su infinita sabiduría considera la única y correcta. Se nota en cada una de sus palabras.
      Él es el hater.
      Y usted el que insulta, también desde el anonimato.

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    3. Gracias, César, yo si conozco a pérez de llano y un día estuve en su servicio. Bye.

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    4. Gracias César y a todos los sanitarios que han rechazado las palabras de este personaje.

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  8. Alberto Saldaña usa el mismo lenguaje que Perez de Llano.." cobardicas" y "mediocrones".. Jajajajajaasjajajajajaaja

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  9. Creo que estas cuestiones avanzan desde el respeto personal y profesional. Y, en segundo lugar, con la exposición razonada de argumentos.
    El doctor Pérez de Llano expone con claridad lo que para él constituye la esencia irrenunciable de la profesión. Y que, centrados en las evidentes prioridades del ejercicio de la medicina, cualquier conflicto entre asistencia y derechos laborales debe resolverse a favor del primer elemento de la balanza. O tal se interpreta.
    En este sentido, discrepo. En sociedades avanzadas, debemos regirnos por leyes y normativas y no por exhortaciones morales. Alabo el sentido profesional del doctor Pérez de Llano, pero me veo en el deber de recordarle que sus convicciones se le aplican solo a él. Son de índole personal. Le ruego, pues, que se abstenga a desacreditar - "victimistas", "blandengues", "absentistas"... - a aquellos que nos limitamos a hacer uso de nuestros derechos. Por constituir una falta de respeto intolerable hacia compañeros que, en lo demás, intentamos practicar un ejercicio profesional coherente y responsable (¿o es que un ejercicio coherente y responsable exige la autorrenuncia a los derechos?).
    Le recuerdo, además, lo peligroso de uno de los asertos que ha subrayado en su reciente entrevista: "que ese derecho a los días libres, a vacaciones, libranzas, bajas, permisos de maternidad, paternidad, lactancia, cuidado de mayores...todo esto colisiona con otro derecho: el de los pacientes a ser atendidos". ¿Se da cuenta de lo que dice usted en público? Poco más o menos que la organización asistencial del Sistema Público de Salud solo puede realizarse prescindiendo de la normativa laboral para un sector concreto: el de la profesión médica. Y que con tantos médicos disfrutando de los derechos del común, no hay quien garantice los derechos de la población a la asistencia sanitaria. Y vincula todo ello a un sentido personal de la profesión que, caso de ser contravenido, se expone a la pública descalificación ("se equivocó usted de profesión, amigo").
    Pero yo no voy a descalificarle. Supongo su compromiso personal (no lo conozco personalmente). Tan solo me limito a exponer mi discrepancia. Y le propongo que dirija sus escritos a la instancias de la administración sanitaria. Exponiendo con claridad lo que viene diciendo: que, con la normativa vigente, no hay responsable que organice la asistencia sanitaria. Pero sin descalificar - le ruego, una vez más - a los que nos consideramos ciudadanos antes que profesionales y nos limitamos, por tanto, a acogernos a la normativa. De un modo tan estricto como los procedimientos de la agencia tributaria. Igual para todos. Un respetuoso saludo.

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    1. Estimado Luis;
      Respeto sus puntos de vista. Sostuve muchos de ellos durante gran parte de mi ya larga vida profesional. Desgraciadamente, el "no es una profesión como las demás" es una verdad solo para algunos. Y, desgraciadamente, nunca encontré ese reflejo en la frialdad de la pirámide administrativa. Ahí solo encuentras la frialdad de la norma. ¿Por qué extrañarse pues de que de la generosidad y entusiasmo inicial se pase gradualmente a una actitud más equilibrada, esto es, me comporto según me tratan? Si se nos arroja siempre el rigor de la norma, no es de extrañar que uno acabe amparándose en ella. Y ello no desmerece en la calificación profesional. Tan solo son grados de madurez y adaptación al medio.

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    2. Luis Pérez de Llano sin duda que siempre ha habido médicos mejores y peores (como en toda profesión u oficio) pero, por mucho que usted en su gran soberbia se lo crea, usted no es nadie para decidir quién es mejor o peor. Por suerte.

      De acuerdo con las palabras de Federico Relimpio Astolfi. Luis Pérez de Llano el suyo no es el discurso de un compañero médico, es el discurso de un gestor, de un político, de un inspector de trabajo despojado de toda humanidad y empatía hacia los compañeros. El suyo es un discurso profundamente nauseabundo.

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  10. "Si el exceso de trabajo impide o dificulta una adecuada atención del paciente, la queja es justa y tendría mi apoyo incondicional".
    Discrepo: todo exceso de trabajo redunda - a medio y largo plazo, en unos más que en otros - en el burnout y la desmotivación. Elementos que, de por sí, impiden la adecuada atención del paciente. Por tanto, tendría usted que apoyar toda queja contra el exceso de trabajo. Es tóxico para la calidad de la atención recibida.

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    1. Federico tenga usted en cuenta que el dr. Pérez de Llano aboga por llenar el sistema sanitario público español de médicos que no se quejen por el exceso de trabajo, es decir médicos extranjeros que trabajan aquí en España porque en sus países están aún mucho peor. Médicos que no protesten si pisotean sus derechos laborales "por el bien del paciente". Tenga usted en cuenta que el dr. Pérez de Llano aboga por encargarse él mismo de tener esos médicos a prueba durante un año para decidir si son aptos para trabajar o no.
      Federico tenga usted en cuenta que está hablando con un dios entre mortales.

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    2. El compañero extracomunitario será un parche inefectivo. Sin raíces ni ligazón a la tierra, legalizado en la UE, encontrará pocas razones para soportar nuestras penurias y, tras un corto curso de idiomas, volará sobre los Pirineos, atraído por los salarios decentes y, más que eso, por una mentalidad arraigada de respeto al conocimiento aplicado a la salud. Nuestros esfuerzos para aumentar las plazas M I.R. se toparán con lo mismo. Difícil será volver a la bolsa histórica de parados que alimentó la expansión de nuestro Sistema Nacional de Salud a bajo coste.

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  11. "Podríamos buscar su fuente en un progresivo envejecimiento de las plantillas, pero me temo que ésta no es la causa".
    Discrepo: es una de las causas más importantes. Consulte datos del SNS respecto a la edad media de la plantilla y las expectativas de jubilación. De modo sorprendentemente desigual, otros colectivos como los docentes se ven beneficiados de jubilaciones anticipadas para sortear este problema.
    Dada su excelente formación científica, a la hora de comentar un aspecto tan serio, podría resolverlo mejor que con un "me temo". Más, si sus fundadas conclusiones redundan en una descalificación general de buena parte de sus compañeros.

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  12. "Lo digo con total convicción, el camino de la blandenguería lleva al burn-out y a la aflicción".
    Discrepo una vez más. Mi experiencia es la contraria; le ruego que la acepte como tan válida como la suya. Decenas de jóvenes entregados a la profesión, estrellados contra el cinismo y el desprecio, para acabar justamente en el burnout y la aflicción. ¿Son blandengues...?
    Usted es injusto con ellos. Yo los he visto a lo largo de sus vidas profesionales. Empezarlas como usted describe: trabajando en saliente o currando en jornadas de doce horas. Y acabar en la "blandenguería". Solo por que, debajo de la bata, hay un ser humano. Nos fatigamos y nos desilusionamos.
    Le pondré un ejemplo personal (lo puedo poner porque falleció hace años). Trabajaba como un borrico y no conocía el reloj ni la hora de acabar. Empecé con él la carrera y tuve que escribir su obituario: http://elricomsdepensar.comsevilla.es/publicaciones/2/Hipocrates-y-Galenos/110/In-memoriam-Doctor-Elias-Canas-siempre-en-el-recuerdo
    Insisto, no le descalifico. Intuyo en sus escritos una buena dosis de compromiso. Pero no lo lleve a un radicalismo injusto e inhumano. Bastante hemos tenido de ello con la gestión sanitaria de los últimos años.

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    1. Siento la muerte de su compañero y colega. "Los amados de los dioses mueren jóvenes". Espero que el compromiso con el trabajo le haya ayudado a ser feliz durante su vida. Y entiendo la desilusión y también el "burn-out". ¿Cómo no podría entenderlas? Por eso nunca he hablado de médicos particulares, lo hago en general. Si ello es culpa de unas condiciones de trabajo excesivas o inasumibles, seré el primero en denunciarlas. Pero la ejemplaridad (aquello de lo que estamos hablando) no está ahí, está en los que se han mantenido en pie a pesar de todo.

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    2. Federico Relimpio siento también la muerte de su compañero. No es el primer caso que conozco de compañeros que se dedican tanto al trabajo que fallecen de forma prematura sin haberse dedicado aún a la vida. Casos que tristemente nos enseñan que, aunque como médicos nos debemos a los pacientes, hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar.

      Luis Pérez de Llano por suerte la ejemplaridad ni muchísimo menos está en usted, por mucho que usted en su gran soberbia así lo crea. ¿Habla usted de que será el primero en denunciar condiciones de trabajo excesivas y blablabla? Primera noticia, porque solo le he leído descalificar una y otra vez a médicos supuestamente "blandengues" y demás sandeces. Por supuesto que al hablar de médicos en general indefectiblemente habla de medicos en particular. Si usted quiere vivir para trabajar (y jugarse así la vida como el compañero de Federico Relimpio y tantos otros) me parece genial, pero ni se le ocurra descalificar a los que trabajamos para vivir. NI SE LE OCURRA.

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  13. Creo que se debe complementar lo dicho con datos concretos de absentismo por categorías profesionales. Extraído de Redacción Médica, ahora mismo: "“Por ejemplo, los médicos no son muy propensos -detalla-. El absentismo en esta área es menor, de un 4 o un 5 por ciento”. Por el contrario, en otras categorías “más físicas y manuales”, como “mantenimiento o los técnicos auxiliares”, este índice tiende a elevarse por encima del 10 por ciento, mientras que en Enfermería es aproximadamente del 6 por ciento".
    https://www.redaccionmedica.com/secciones/sanidad-hoy/los-tecnicos-lideran-un-absentismo-en-sanidad-al-alza-y-multifactorial-6534
    Pertenecemos a un colectivo ejemplar en cuanto al absentismo. No nos merecemos descalificaciones generalizadas.

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    1. Redacción Médica es una publicación que, por principios, se sitúa casi invariablemente de parte de los médicos. Pero, por usar la misma fuente (hay muchas otras que cualquiera puede buscar fácilmente en google): "Los profesionales sanitarios recuperan el liderato en absentismo laboral. Su tasa de ausencias supera el 12% y casi duplica la media del país que se encuentra en 7%". Referencia: https://www.redaccionmedica.com/secciones/empleo/los-profesionales-sanitarios-recuperan-el-liderato-en-absentismo-laboral-9240.
      Me fatiga explicar una y otra vez que no generalizo, particularizo en los "bajistas" (abuso, no uso). Y los "no-bajistas", que son mayoría, lo entienden perfectamente, porque son los principales damnificados (ellos y los pacientes) por el bajismo.

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  14. Abuso hay, quién lo duda. Objeto solo que la línea entre el "uso" y el "abuso" es gris. Y para eso está la inspección (normativa siempre). El abuso (minoritario) no invalida la normativa. Y esta, por el contrario, hace inútil e insufrible la condena moral del abusador. Ya hay mecanismos para ello .

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  15. Si hay que traerlos de fuera es que algo está mal evidentemente. Hay que invertir en i+D y fomentar a las nuevas generaciones. Traerlos de fuera es un parche a corto plazo no una solución real al problema.

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